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El ayuno intermitente 16:8 puede ser una intervención efectiva para mejorar diversos indicadores metabólicos y reducir la presión arterial

La acumulación de tejido adiposo visceral produce y secreta diversas adipocitocinas, como la leptina, el factor de necrosis tumoral-α (TNF-α), la interleucina-6 (IL-6), el angiotensinógeno y los ácidos grasos no esterificados (NEFA), que contribuyen significativamente al desarrollo de la hipertensión arterial. La insulina estimula tanto la producción de endotelina-1 como su acción en la pared vascular, y su resistencia incrementa la reabsorción renal de sodio, ambos mecanismos aumentando el riesgo de hipertensión.

El ayuno intermitente es un patrón alimentario que alterna periodos de ingesta con periodos de ayuno. Evolutivamente, los humanos desarrollaron adaptaciones para soportar periodos de escasez, lo que ha llevado a beneficios fisiológicos significativos cuando se practican en la actualidad. Entre estos beneficios se encuentran la mejora del metabolismo de los ácidos grasos, la reducción del peso corporal y mejoras en la presión arterial y los perfiles lipídicos. Además, el AI puede optimizar los ritmos circadianos y reducir el estrés oxidativo, contribuyendo a una mejor salud metabólica y cardiovascular.

Un estudio de 12 semanas de duración investigó los efectos del ayuno intermitente en individuos con obesidad, sedentarios y sin antecedentes de enfermedad cardiovascular ni diabetes. A los participantes se les pautó un régimen de ayuno intermitente de 16:8, donde se restringía la ventana de alimentación a 8 horas diarias.

Durante esta ventana de alimentación de 8 horas, los participantes no tuvieron restricciones en cuanto a los tipos o cantidades de alimentos consumidos. La adherencia al protocolo fue alta y no varió significativamente a lo largo del estudio.

Los resultados indicaron mejoras notables en varios parámetros de salud. Se observó una pérdida de peso significativa, así como reducciones en los niveles de triglicéridos, glucosa e insulina. El índice HOMA-IR, un indicador de la resistencia a la insulina, también mostró una disminución considerable. De particular interés fue la reducción significativa de la presión arterial sistólica.

Estos hallazgos sugieren que el ayuno intermitente de 16:8 puede ser una intervención efectiva para mejorar diversos indicadores metabólicos y reducir la presión arterial especialmente en individuos con obesidad, lo que subraya su potencial como herramienta en la gestión de la hipertensión y la resistencia a la insulina. Sin embargo, se requieren estudios adicionales para confirmar estos resultados y entender mejor los mecanismos subyacentes.
Referencias:
IOS Press https://eurekalert.org/pub_releases/2018-06/uoia-dfw061818.php

* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.
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