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Los edulcorantes artificiales afectan a la microbiota, la salud digestiva y metabólica

El consumo de edulcorantes acalóricos como aspartamo, sucralosa, acesulfamo de potasio, sacarina, estevia, etc., está ampliamente extendido y su uso se ha incrementado en los últimos años (Sylvetsky, A. et al 2017).

Existe evidencia creciente que muestra cómo un consumo de edulcorantes no calóricos correlaciona con cambios adversos en el perfil metabólico, por ejemplo en la sensibilidad a la glucosa, hemoglobina glicosilada, tolerancia a glucosa, etc. También se ha relacionado con cambios en la microbiota intestinal y trastornos funcionales gastrointestinales como síndrome del intestino irritable (SII), dispepsia, estreñimiento, enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) y diarrea (Suez, J. et a 2015). Algunos edulcorantes pueden causar aumento de la secreción de incretinas y otros péptidos como GLP-1, disminuyendo la motilidad intestinal en la región antro-duodeno-yeyunal e inhibiendo al complejo motor migratorio. El péptido YY también causa un retraso en el tránsito intestinal, por lo que la eliminación de los edulcorantes puede regular la secreción de incretinas, mejorando la motilidad gastrointestinal, el vaciado gástrico (Hellström, P. M. et al 2008). Esto puede ser clínicamente relevante al producir sintomatología digestiva de forma frecuente.

La disbiosis intestinal debido a la alteración de la microbiota fomenta la inflamación y modifica la motilidad intestinal, permitiendo la proliferación de microorganismos patógenos como Enterobacterias o Clostridium (Nettleton, J. E. et al 2016). La interrupción del equilibrio de la microbiota intestinal puede alterar el control de patógenos potenciales, la motilidad intestinal, la inmunitaria, y el metabolismo de nutrientes entre otros. Al alterar la microbiota intestinal, pueden producir más inflamación e intolerancia a los azúcares que el propio consumo de glucosa pura, fructosa o sacarosa.

Mendoza-Martínez y colaboradores realizaron un ensayo clínico aleatorizado cuyo objetivo era comparar el efecto de consumir edulcorantes versus una dieta libre de estos. 95 participantes completaron el estudio (Mendoza-Martínez, V. M. et al 2022). Se asignó de forma aleatoria a los participantes a una dieta con edulcorantes 50-100mg/día (80% sucralosa, 20% aspartamo, acesulfamo K y sacarina) y un grupo control consistente en una dieta libre de edulcorantes (menos de 10mg/día).

Los trastornos gastrointestinales se evaluaron siguiendo los criterios Roma III, la escala de Bristol y síntomas subjetivos. En el grupo de dieta con edulcorantes la gran mayoría de trastornos digestivos aumentaron tras las 5 semanas de intervención dietética, en concreto aumentaron significativamente las alteraciones del hábito intestinal, especialmente estreñimiento, diarrea y molestias posprandiales como ardor o dolor retroesternal. Los participantes en el grupo libre de edulcorantes disminuyeron significativamente todos los trastornos funcionales gastrointestinales al final del estudio, en especial el dolor abdominal, el malestar posprandial, ardor o dolor retroesternal, dolor epigástrico y saciedad temprana. Adicionalmente, más del 50% de los participantes del grupo control tenía al menos un trastorno funcional gastrointestinal, que disminuyó a las 5 semanas en la dieta libre de edulcorantes. También hallaron que los participantes del grupo libre de edulcorantes disminuyeron el consumo de calorías totales y carbohidratos, mientras que en el grupo de dieta con edulcorantes el consumo de carbohidratos, lípidos y energía total tendió a aumentar.

Otro ensayo clínico aleatorizado de Méndez-García y colaboradores mostró que el consumo diario de sucralosa durante diez semanas, a dosis muy inferiores a la ingesta diaria admisible (IDA), indujo disbiosis intestinal en un grupo de adultos jóvenes sanos que ingirió 48mg de sucralosa líquida, equivalente a unos 4 sobres de edulcorante comercial. Encontraron además elevaciones en los niveles de glucosa e insulina sérica. El consumo de sucralosa también modificó considerablemente la microbiota intestinal, hallándose una disminución significativa de Lactobacillus acidophilus y un aumento significativo de Blautia coccoides, asociados a los niveles de glucosa e insulina.

Por tanto, es importante tener en cuenta que, el hecho de que los edulcorantes sean acalóricos no implica que no existan consecuencias a nivel metabólico o digestivo.

Citar como: ICNS. Los edulcorantes artificiales afectan a la microbiota, la salud digestiva y metabólica. Accesible en https://www.icns.es/noticia_edulcorantes-afectan-microbiota-salud-digestiva-metabolica

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Referencias:
Sylvetsky, A. C., Jin, Y., Clark, E. J., Welsh, J. A., Rother, K. I., & Talegawkar, S. A. (2017). Consumption of Low-Calorie Sweeteners among Children and Adults in the United States. Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, 117(3), 441–448.e2. https://doi.org/10.1016/j.jand.2016.11.004

Hellström, P. M., Näslund, E., Edholm, T., Schmidt, P. T., Kristensen, J., Theodorsson, E., Holst, J. J., & Efendic, S. (2008). GLP-1 suppresses gastrointestinal motility and inhibits the migrating motor complex in healthy subjects and patients with irritable bowel syndrome. Neurogastroenterology and motility : the official journal of the European Gastrointestinal Motility Society, 20(6), 649–659. https://doi.org/10.1111/j.1365-2982.2007.01079.x

Nettleton, J. E., Reimer, R. A., & Shearer, J. (2016). Reshaping the gut microbiota: Impact of low calorie sweeteners and the link to insulin resistance?. Physiology & behavior, 164(Pt B), 488–493. https://doi.org/10.1016/j.physbeh.2016.04.029

Méndez-García, L. A., Bueno-Hernández, N., Cid-Soto, M. A., De León, K. L., Mendoza-Martínez, V. M., Espinosa-Flores, A. J., Carrero-Aguirre, M., Esquivel-Velázquez, M., León-Hernández, M., Viurcos-Sanabria, R., Ruíz-Barranco, A., Cota-Arce, J. M., Álvarez-Lee, A., De León-Nava, M. A., Meléndez, G., & Escobedo, G. (2022). Ten-Week Sucralose Consumption Induces Gut Dysbiosis and Altered Glucose and Insulin Levels in Healthy Young Adults. Microorganisms, 10(2), 434. https://doi.org/10.3390/microorganisms10020434

Suez, J., Korem, T., Zilberman-Schapira, G., Segal, E., & Elinav, E. (2015). Non-caloric artificial sweeteners and the microbiome: findings and challenges. Gut microbes, 6(2), 149–155. https://doi.org/10.1080/19490976.2015.1017700

Mendoza-Martínez, V. M., Zavala-Solares, M. R., Espinosa-Flores, A. J., León-Barrera, K. L., Alcántara-Suárez, R., Carrillo-Ruíz, J. D., Escobedo, G., Roldan-Valadez, E., Esquivel-Velázquez, M., Meléndez-Mier, G., & Bueno-Hernández, N. (2022). Is a Non-Caloric Sweetener-Free Diet Good to Treat Functional Gastrointestinal Disorder Symptoms? A Randomized Controlled Trial. Nutrients, 14(5), 1095. https://doi.org/10.3390/nu14051095

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