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El bullying puede influir en la estructura del cerebro

La adolescencia es una etapa caracterizada por transformaciones significativas, tanto a nivel personal como biológico. Durante este período, el cerebro adolescente experimenta un desarrollo extenso, evidenciado por la disminución del volumen de materia gris y el aumento del volumen de materia blanca. Estos cambios reflejan una reorganización y maduración neurobiológica crucial para el desarrollo cognitivo y emocional.

Las relaciones interpersonales en la adolescencia son una fuente importante de estrés. Aproximadamente el 30% de los adolescentes experimentan bullying, una situación que, cuando se vuelve crónica y persistente, puede tener efectos dramáticos y duraderos en la salud física y mental, elevando las tasas de psicopatología en la adultez.

Investigaciones han demostrado que los niños sometidos a estrés crónico presentan, en la edad adulta, volúmenes cerebrales reducidos en áreas críticas para la regulación emocional, la impulsividad y el procesamiento de recompensas. Entre estas áreas se incluyen el cingulado anterior, el núcleo estriado, el hipocampo, el giro parahipocampal, la amígdala, la corteza orbitofrontal y la ínsula.

En una cohorte longitudinal multidisciplinaria, conocida como IMAGEN, se recogieron datos sobre el bullying entre adolescentes, con el objetivo de generar trayectorias desde los 14 hasta los 19 años. Estas trayectorias se relacionaron posteriormente con cambios en regiones cerebrales específicas.

Los hallazgos de esta investigación validan la literatura existente que vincula el bullying con problemas de salud mental. Sin embargo, se destacan dos aportes novedosos: en primer lugar, la victimización crónica durante la adolescencia afecta el desarrollo estructural del cerebro; en segundo lugar, los cambios en la estructura cerebral se asocian con síntomas psicopatológicos en la adolescencia tardía y principios de la adultez.

Uno de los cambios más llamativos es la disminución del volumen del putamen, una parte del núcleo estriado. Este cambio estructural se asoció con la aparición de psicopatologías a los 19 años, en particular con ansiedad generalizada, estrés y depresión.

Estudios anteriores han documentado reducciones en el volumen de materia gris en la corteza orbitofrontal y disminución del espesor en el giro parahipocampal. Estos hallazgos refuerzan la evidencia de que el bullying crónico está asociado con una pérdida de tamaño cerebral y sus repercusiones en la psicopatología.

En conclusión, estos resultados subrayan la importancia de abordar y prevenir el bullying en la adolescencia para mitigar sus efectos negativos en el desarrollo cerebral y la salud mental a largo plazo.
Referencias:
https://www.nature.com/articles/s41380-018-0297-9

* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.
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