Anorexia Nerviosa
La anorexia nerviosa es un trastorno de salud mental que se clasifica dentro de los trastornos de la conducta alimentaria o TCA junto a la bulimia nerviosa y el trastorno por atracones, cuyo principal síntoma es la pérdida de peso producida mediante la restricción de la ingesta de alimentos y el ejercicio excesivo, a veces mediante el uso de laxantes y purgas, a menudo llegando a una extrema delgadez que puede acompañarse de un miedo paralizante a subir de peso. La anorexia nerviosa es un problema severo que tiene una alta tasa de mortalidad. Sin embargo, no es solo un problema alimentario y generalizadamente suele entenderse de manera superficial.
Este artículo ofrece información fundamental sobre este trastorno de la conducta alimentaria, claves diagnósticas y terapéuticas, incluyendo reconocimiento de síntomas y posibilidades de tratamiento.
1. Puntos Clave de la Anorexia Nerviosa
- La anorexia nerviosa tiene como principal síntoma visible una restricción severa de la ingesta alimentaria, existiendo además obsesividad, conductas ritualistas y perseverativas, aislamiento social, etc. Aunque se clasifica como un trastorno de la conducta alimentaria, el aspecto dietético es solo un síntoma de dificultades neuropsicológicas mucho más profundas, siendo un trastorno mucho más complejo de como es descrito de manera generalizada.
- Existen algunos rasgos característicos en las personas diagnosticadas con anorexia nerviosa, como una tendencia a experimentar ansiedad, baja flexibilidad cognitiva, una orientación perceptiva al detalle perdiendo contexto global, etc.
- Otros aspectos clave de la anorexia nerviosa incluyen adicionalmente dificultades neurocognitivas (en el procesamiento de la información, en la toma de decisiones, etc), dificultades a nivel afectivo (intolerancia a estados afectivos negativos, dificultades regulando el estado de ánimo, etc), además de aspectos metabólicos y endocrinos que incentivan el catabolismo y el arousal psicomotor. Por tanto es una problemática más compleja que la descripción usual (e inapropiada) de la anorexia como un problema caprichoso con los alimentos y el cuerpo.
- El tratamiento de este trastorno de la alimentación debe centrarse en sentido amplio de afrontamiento, que incluye alimentario, conductual, social, etc. Adicionalmente, la psicoterapia debe dirigirse a los procesos subyacentes a nivel neurocognitivo, ejecutivo, metacognitivo, somatosensitivo, afectivo, operante, etc.
- En un número sustancial de casos, estamos ante personas en el espectro autista. La conducta alimentaria es la consecuencia de estas dificultades. Pero también se ha encontrado una relación con trastorno por déficit de atención e hiperactividad y trastorno obsesivo compulsivo.
- En casos más severos el tratamiento puede requerir un ingreso hospitalario en un primer momento, tras lo cual puede iniciarse un tratamiento ambulatorio.
- Pese a que la prevalencia de la anorexia nerviosa es relativamente baja, es uno de los trastornos de salud mental con la mortalidad más elevada.
- Una psicoterapia que asume el tratamiento de la anorexia de forma cercana a un trastorno del estado de ánimo es inapropiada. Debe entenderse que estamos ante déficits madurativos y otros problemas que afectan a la percepción, cognición, etc.
2. Definición y prevalencia
La anorexia nerviosa se define sobre todo por la existencia de una restricción severa de la ingesta alimentaria, encontrándose un patrón obsesivo, perseverativo e inflexible en torno a la dieta y el cuerpo, con consecuencias catastróficas si no se realizan los rituales y se cumplen las reglas. A menudo existe aislamiento social. El diagnóstico de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se realiza mediante síntomas. Manuales diagnósticos como el DSM centran el diagnóstico en la descripción de síntomas visibles, debiendo darse una restricción de la ingesta energética que produzca un peso corporal significativamente bajo, miedo intenso a ganar peso o un comportamiento persistente que interfiera con el peso corporal, alteración en la percepción del peso o la forma corporal, y una autoevaluación indebida o una falta persistente de reconocimiento de la gravedad del bajo peso corporal. Sin embargo, síntomas y causas son cosas diferentes. El foco en los síntomas ha creado una distorsión que ha impedido de manera generalizada una buena comprensión de este trastorno, y ha conducido a los tópicos repetidos en todas partes sobre la imagen y el cuerpo.
Aunque la prevalencia de la anorexia nerviosa es relativamente baja en la población general, y las cifras suelen situarse por debajo del 1%, es uno de los trastornos de mayor gravedad,
siendo posiblemente el trastorno con la mayor mortalidad de todos los trastornos de salud mental.
La anorexia nerviosa es un trastorno de salud mental que afecta principalmente a mujeres adolescentes y jóvenes.
3. Síntomas y causas de la anorexia nerviosa
Síntomas. Las características más visibles de este trastorno incluyen una restricción significativa de la ingesta de alimentos (rechazo y evitación de la comida), frecuentemente alcanzando muy bajo peso, a menudo acompañado de otros síntomas como rituales con la comida o el cuerpo, hiperactividad, obsesiones, fobias, tendencia al control, aislamiento social, etc. Una de las dificultades para el tratamiento de este trastorno es que los individuos afectados a menudo tienen una baja consciencia sobre lo que les sucede (anosognosia). Esto es debido a las diferentes dificultades perceptivas que resultan en distintos grados de déficits interoceptivos, que se suman al carácter egosintónico de la anorexia nerviosa, y a ciertos déficits neurocognitivos y metacognitivos. Esto hace que muchas personas puedan estar peligrosamente delgadas o desnutridas, incluso con problemas de salud sintomáticos, y permanecer en un estado de consciencia completamente ajeno a la gravedad de los problemas que padece. A nivel de estado de ánimo, es común que la anorexia esté asociada a depresión y ansiedad. Los síntomas afectivos no son simples "problemas de emociones", sino dificultades regulando el estado de ánimo, que en parte se debe a déficits perceptivos, ejecutivos, metacognitivos, etc.
Causas. Las causas de la anorexia son múltiples. Describiremos a continuación brevemente algunas características importantes. Existen dificultades perceptivas y evaluativas, desde dificultades en la consciencia interoceptiva (dificultades en la percepción del propio cuerpo y de las señales corporales) y afectiva (dificultades en el reconocimiento y expresión de estados afectivos, o alexitimia), sumado a un procesamiento de la información de coherencia central débil (orientación perceptiva y cognitiva mecanicista a las partes, a expensas de la percepción global de las cosas, perdiendo con ello flexibilidad al contexto general). También se ha documentado falta de flexibilidad a nivel de procesos neurocognitivos que producen fijación, obsesividad y perseveración, etc. Además de elementos centrales, también los aspectos metabólicos son clave en la orientación de la conducta. La activación de vías catabólicas producidas por el ayuno, el ejercicio, la pérdida ponderal, etc, producen recompensa y activación fisiológica, reforzando la tendencia a la hiperactividad y el impulso hacia una mayor restricción. Adicionalmente, existe una alta ansiedad como rasgo, así como dificultad para regularla, reforzando la tendencia defensiva evitativa, y la intolerancia a la incertidumbre y a lo negativo. También se han observado ciertas dificultades sociocognitivas y socioemocionales. En otras palabras, las relaciones sociales y las relaciones íntimas no les son particularmente cómodas a muchas personas con anorexia. Todas estas dificultades en conjunto producen los síntomas paradigmáticos de obsesividad, pensamiento fijo, conductas perseverativas, restricciones, aislamiento social, etc. Sin embargo, no todas las personas tienen exactamente las mismas dificultades, y algunas personas pueden tener más dificultad con algunos aspectos que con otros. Es decir, "anorexia" en algunas personas es cierta característica obsesiva y rígida a nivel cognitivo, sumado a cierta tendencia a experimentar estados de ansiedad, que en alguna etapa de cambios en la vida, ha conducido a un aumento de la necesidad de control y certidumbre, creando un proceso obsesivo compulsivo de autodisciplina que se ha ido de las manos. En otras personas "anorexia", es la consecuencia de un conjunto de alteraciones neuropsicológicas más severas, que puede llegar al espectro autista, e incluso a desintegraciones severas de la personalidad y la identidad. Iremos describiéndolo más adelante.
En resumen, es crucial distinguir síntomas y causas.
4. Factores de riesgo de la anorexia nerviosa
Todos trastornos de salud mental, incluídos los trastornos alimentarios, tienen un conjunto de causas, siendo por tanto multifactoriales. Esto significa que existe una interacción de factores que finalmente en conjunto dificultan la regulación psicológica y conductual. Por tanto los TCA no obedecen a una causa simple. Podríamos dividir los distintos factores en grupos:
- Aspectos biológicos
- Aspectos psicológicos
- Aspectos sociales
Veamos más de cerca cada uno de estos factores:
4.1 Factores biológicos
Los factores biológicos desempeñan un papel importante en la susceptibilidad a los trastornos alimentarios, porque son parte de la propia persona, de sus características neuronales, metabólicas, etc.
Genética. Los genes regulan los distintos procesos fisiológicos y neuropsicológicos de nuestro organismo, al configurar diferencias individuales. Por ejemplo, los genes regulan aspectos metabólicos (por ejemplo las características neuroendocrinas de cada persona, que unas personas tengan mayor o menor nivel de cierta hormona, etc). También los genes determinan una parte importante de nuestra respuesta afectiva (determinando aspectos como una mayor sensibilidad a la ansiedad), de los procesos a nivel neurocognitivo (determinando la forma en la que las neuronas transmiten la información de distintos procesos), etc. Por tanto, las características de la persona son, en parte, genéticas, tanto las características neuropsicológicas, como ciertos aspectos metabólicos y neuroendocrinos que incentivan ciertas inercias fisiológicas y con ello, conductuales. Esto implica que en parte las personas heredamos algunos rasgos de nuestros padres. Sin embargo, no se hereda un trastorno como tal directamente. Sí que se heredan un conjunto de características de ambos padres, las cuales facilitan el trastorno, (como podría ser cierta rigidez neurocognitiva de uno de los padres, cierta tendencia a la ansiedad del otro, etc).
Epigenética. La expresión genética y la configuración del sistema nervioso están influidos por otros aspectos que no son directamente genéticos, pero que siguen siendo biológicos. Por ejemplo como resultado de procesos epigenéticos durante el neurodesarrollo, neuroplasticidad durante la infancia, etc. La epigenética podemos definirla como el estudio de los cambios en la actividad de los genes que no implican alteraciones en la secuencia del ADN, pero que afectan a la funcionalidad de las células, tejidos y órganos mediante la modificación en el acceso de factores de transcripción. El ADN que heredamos supone un manual de instrucciones para la construcción de las células (por ejemplo neuronas). Pero esas instrucciones necesitan un proceso posterior que materialice la construcción de esas células en su forma final. Este proceso de construcción es plástico al ambiente orgánico, lo que producirá cambios postgenómicos que afectarán a su forma final, y con ello a su función (por ejemplo que una neurona tenga más o menos receptores, y por ello sea más o menos sensible). El ADN heredado por tanto no supone una copia directa a nivel de célula, y las características finales tendrán variaciones según el ambiente en el que se construyan. En resumen, la forma de percibir o actuar de las personas depende en una forma significativa de ciertas características biológicas de nuestro sistema nervioso, endocrino, etc, tanto a nivel genético como epigenético.
Metabolismo. Podemos definir metabolismo como aquellos procesos químicos de células, tejidos y órganos, necesarios para obtener energía. Las diferencias en el metabolismo que tenemos las personas (de origen genético y epigenético), afectan a los procesos psicológicos y conductuales de las personas. Por ejemplo, las diferencias hormonales de los distintos ejes endocrinos producen diferencias en la activación del sistema nervioso autónomo, producen cambios afectivos a nivel de sistema nervioso central, etc. Por ejemplo, el nivel de arousal psicomotor (personas que tienen mayor o menor necesidad de estímulos, movimiento, hacer cosas, etc) se debe a procesos neuroendocrinos (hormonales), relacionados con ciertos neurotransmisores (ej: orexinas...). También hay una relación comportamental con muchas otras hormonas como la leptina, el cortisol, estrógenos, etc. A su vez, estos procesos metabólicos se ven alterados si existe un estado de desnutrición, catabolismo crónico, cambios ponderales, fluctuaciones en la alimentación, ejercicio intenso, etc. Un peso corporal adecuado y patrones circadianos y alimentarios estables pueden mejorar algunas de estas señales favoreciendo respuestas psicológicas y conductuales más flexibles, y que en parte dependen del estado metabólico. En resumen, las particularidades metabólicas de las personas tienen un origen biológico, pero también se ven alterados por otros aspectos ambientales, por la manipulación dietética que se realiza la persona, etc.
Cambios dietéticos y ponderales. La pérdida de peso, las restricciones calóricas y nutricionales mantenidas en el tiempo, la actividad física excesiva, el estrés, etc, pueden modificar el metabolismo en un sentido anorexigénico, produciendo la espiral de pérdida de control conductual.
Por tanto biología, metabolismo, psicología, la conducta dietética de la persona, etc, se afectan mutuamente pudiendo entrar en una pérdida de control difícil de parar. Cuando hablamos de determinantes biológicos, no debemos entenderlos como aspectos no modificables en grado alguno. Por un lado, debemos comprender y aceptar que la persona tiene ciertas características neurológicas y psicológicas de origen biológico, que forman parte de su manera de procesar, percibir y responder al mundo. Sin embargo, el origen biológico no es incompatible con el hecho de trabajar para mejorar el metabolismo y el ajuste circadiano de la persona, mejorar la capacidad de autoregulación y de flexibilizar respuestas, etc.
4.2 Factores psicológicos
La psicología de la persona es consecuencia de la biología del cerebro, por tanto, lo psicológico es genético y epigenético en primer lugar. La manera de responder al ambiente es igualmente biológica en primer lugar. Debe tenerse en cuenta que las personas con anorexia nerviosa difieren en cierta medida en sus dificultades psicológicas y conductuales. Vamos a mencionar algunos factores psicológicos importantes en la anorexia nerviosa.
Aspectos afectivos. Las personas con anorexia nerviosa se caracterizan por un
alto rasgo de neuroticismo, lo que quiere decir que existe una tendencia marcada a experimentar una alta ansiedad de forma frecuente. Esto hace a las personas susceptibles al estrés (cambios, incertidumbre, exigencia, temores...), reaccionando con angustia, aprensión, etc. Más aún con lo que les saca de su rutina, o interfiere con aquello con lo que han desarrollado una fijación obsesiva, ante lo cual pueden tener respuestas de pánico u hostilidad. La ansiedad refuerza la obsesividad y la tendencia al control, así como la evitación de todo aquello que pueda producir incertidumbre. Por ello el espacio vital se restringe frecuentemente a un círculo estrecho en el que desarrollar conductas reducidas a rituales, teniendo así todo bajo control y reduciendo la incertidumbre, con ello la ansiedad. El rasgo de neuroticismo es un predictor sólido de una peor salud mental en la población, del riesgo de desarrollar
diversos trastornos psicológicos, y experimentar una baja autoestima.
Suele existir un bajo estado de ánimo como rasgo de la persona, por ello suele ser frecuente la sintomatología depresiva. Estos rasgos (ansiedad, anhedonia, estado de ánimo negativo, etc), son en parte características biológicas de la persona. De manera más sencilla, las neuronas que procesan la recompensa tienden a tener una menor sensibilidad (la vida es más gris), las neuronas que procesan la ansiedad tienden a tener una alta sensibilidad (la persona experimenta ansiedad con facilidad), etc. Más en épocas difíciles (como la adolescencia, donde todo se dispara). Es decir, la biología de la persona interacciona con el ambiente. Por sus características afectivas, a muchas personas con anorexia nerviosa les cuesta disfrutar de las cosas cotidianas de la vida, lo cual refuerza el hecho de buscar refugio en sus patrones obsesivos.
Aspectos perceptivos. A nivel neurocognitivo, las personas con anorexia nerviosa a menudo tienen dificultades con la percepción global de las cosas, lo que les dificulta la toma de decisiones flexible y su ajuste psicosocial. A nivel cognitivo,
el sistema nervioso se enfoca a partes y procesos de forma mecanicista, con pérdida del contexto más global (de ahí que conviertan la alimentación en un proceso cuantitativo de cálculos numéricos, anteponiéndolo a la salud y el bienestar psicológico general). Las dificultades perceptivas existen sin embargo desde procesos interoceptivos (digamos dificultades percibiendo señales corporales), hasta otros procesos superiores más complejos, por ejemplo a nivel metacognitivo (digamos la capacidad de pensarse y reflexionarse en tercera persona). Existen por tanto alteraciones en la percepción de señales internas básicas (hambre, saciedad, estados afectivos estados corporales), y alteraciones de la consciencia corporal (alteraciones en el sentido del tacto, alteraciones en la integración somatosensitiva, dificultades perceptivas más globales del esquema corporal), que implican dificultades en la construcción de procesos superiores (la elaboración cognitiva e integración en el SELF). Es decir, las dificultades en la consciencia interoceptiva desde señales básicas, producen alteraciones más amplias que se traducen en dificultades en la identidad y en la personalidad, comunes en la anorexia nerviosa. La imagen tan extendida de la anorexia nerviosa como una chica que se ve gorda, o la descripción en tantos manuales de "distorsión de la imagen corporal" producen una visión muy problemática, casi frívola, de las dificultades perceptivas, interoceptivas, alexitima, e incluso la desintegración en la identidad, la personalidad y en el sentido del YO que muchas personas con anorexia nerviosa experimentan.
Psicopatología y comorbilidades. Se documentan frecuentemente comorbilidades asociadas a los TCA y a la anorexia nerviosa. En mi visión, esto debe entenderse como endofenotipos compartidos. Dicho de otra manera, no es que existan dos trastornos diferentes a la vez en la misma persona, sino que distintos trastornos tienen en su base procesos comunes que dificultan la regulación afectiva, cognitiva y conductual. Por tanto la persona experimenta dificultades en distintos dominios compatibles con las definiciones de distintos trastornos. Por ejemplo, alguien que puntúa alto en neuroticismo, tiene mayor riesgo tanto de experimentar tanto ansiedad como depresión. Igualmente, se ha relacionado la anorexia nerviosa con el
TDAH, ambas pueden compartir dificultades ejecutivas como factor común.
También hay una relación entre anorexia y el espectro autista, además de entre anorexia, ansiedad y depresión (compartiendo el rasgo de neuroticismo). Por tanto, más que "comorbilidades", lo que sucede es que la anorexia nerviosa comparte factores que están presentes en otros trastornos. De forma común encontramos personas con anorexia que tienen una orientación neurocognitiva sustancialmente compartida con el espectro autista, una parte de las dificultades de los procesos de automonitorización y autorregulación de algunos trastornos de personalidad, una parte de la fijación y neuroticismo obsesivo-compulsivo, etc. Esto hace que las personas puedan encajar con varias categorías diagnósticas dadas las características compartidas entre ellos. Por ello, guiarse simplemente por las etiquetas diagnósticas es problemático.
En resumen, los aspectos psicológicos de la anorexia nerviosa son complejos, partiendo de procesos a nivel neurocognitivo, perceptivo, afectivo, somatosensitivo, etc. Igualmente, estos factores son individuales, no todas las personas diagnosticadas con anorexia tienen el mismo endofenotipo y factores subyacentes.
Por esta razón, el tratamiento psicológico no puede consistir en charlas sobre la autoestima, como frecuentemente sucede. Las dificultades, incluídas las dificultades en la regulación del estado de ánimo, son mucho más complejas, y requieren un análisis y manejo clínico perspicaz para comprender las dificultades particulares que afectan a cada persona.
4.3 Factores ambientales y culturales
Hemos visto que las características biológicas del sistema nervioso dificultan el ajuste psicosocial al entorno en ciertas personas que son menos flexibles, tienden a experimentar más ansiedad, etc. Las dificultades del cerebro se hacen más evidentes a medida que el mundo es más complejo y sobrepasa lo que el sistema nervioso puede manejar.
Hilde Bruch describió que la anorexia surge cuando el ambiente aumenta en complejidad (tránsito de vida de niño en el colegio al aumento de responsabilidades y complejidad social de adolescente). Es aquí cuando el déficit madurativo que no se apreciaba de niño, se hace evidente. No significa que exista un déficit madurativo espontáneamente, sino que el déficit solo se hace evidente cuando existe una demanda que hace que la capacidad de autorregulación de la persona muestre dificultades. En la vida de niño, los padres hacen de función ejecutiva (toman las decisiones, supervisan, etc). Es en la adolescencia es cuando el niño comienza un camino hacia una mayor autonomía en la que se necesita una mayor capacidad de autorregulación, quizás la razón de una edad de inicio muy similar. De pronto aquel mundo de niño pasa a ser un mundo extraño, un marco ecológico de comportamientos raros entre chicos y chicas, las personas deben "ser alguien" y construirse una identidad, se elaboran jerarquías y grupos, las personas se visten de una manera u otra con extraños significados abstractos y valores sobre la vida, etc. A algunas personas esto no les resulta nada intuitivo, y la ansiedad se dispara. La vida de niño, predecible, controlada, ha desaparecido fulminantemente y ahora la persona se encuentra de lleno en un sistema demandante, de relaciones sociales y valores abstractos, que la persona con un cerebro orientado a las partes tangibles no comprende bien, con una creciente exposición a responsabilidades y mayor autonomía. Los padres han actuado durante años como función ejecutiva del niño, y cuando esto comienza a desaparecer, la psicología de la persona se desborda.
Cultura. Aunque se insiste en que la anorexia nerviosa es un problema cultural relacionado con la belleza, la evidencia científica disponible muestra algo diferente. La anorexia parece tener un
patrón estable desde 1970, sin estar claros aumentos en su incidencia precisamente durante la mayor época del culto al cuerpo, la dieta y el gimnasio de la historia, acontecida en los 80´s y 90´s. La bulimia de hecho podría haber descendido en estas últimas décadas atrás. Adicionalmente, encontramos anorexia en lugares recónditos con modos de vida rurales sin contacto con la civilización occidental, y encontramos descripciones de su existencia siglos atrás. La anorexia nerviosa más bien parece mostrar que es persistente a los cambios temporales y culturales, no respondiendo de manera tan evidente a la hipótesis de la belleza con la que tanto se insiste. En cambio, es posible que otros aspectos como los atracones estén más condicionados por el ambiente (por ejemplo el grado de urbanismo), de lo que lo está la anorexia. Los estudios muestran que los estresores ambientales que producen un aumento de síntomas de TCA son más bien inespecíficos. Por ejemplo, ha habido aumentos de TCA por la disrupción de la vida cotidiana provocadas por las medidas tomadas con el COVID. Pero también han aumentado otros problemas de salud mental. Es decir, existen muchos tipos de factores ambientales que pueden actuar como detonadores de distintos trastornos. Más bien lo opuesto a intentar reducir un trastorno a un factor unilateral. Los estresores son múltiples, y también son múltiples los síntomas que pueden desarrollarse. Los estresores más bien disparan las vulnerabilidades o particularidades biológicas del sistema nervioso que tenga cada persona. El papel del ambiente, de los estresores, las obligaciones, la incertidumbre vital, etc, no puede reducirse a "belleza", una visión superficial de la anorexia nerviosa.
5. Síntomas físicos y psicológicos de la anorexia nerviosa
Los síntomas de la anorexia nerviosa pueden ser tanto físicos como psicológicos. Algunos de los problemas físicos más comunes incluyen:
- Bajo peso
- Desnutrición
- Piel seca
- Pérdida de cabello
- Pigmentación azulada en los dedos
- Ausencia de menstruación
- Trastornos digestivos
- Fatiga
- Problemas con el tránsito y estreñimiento
- Dolor abdominal
- Aumento del riesgo de enfermedades
- Afecciones crónicas a nivel metabólico (óseo...)
A nivel psicológico, los síntomas visibles incluyen:
- Restricción en la cantidad y diversidad de alimentos consumidos
- Obsesividad y preocupación extrema por la alimentación o por el cuerpo
- Evitar comer alimentos delante de otras personas
- Adoptar rituales a la hora de consumir alimentos
- Mentir sobre las cantidades ingeridas
- Purgas o uso de laxantes o fármacos
- Miedo intenso a ganar peso y/o a perder el control de la alimentación
- Alta actividad física
- Inspeccionar constantemente el cuerpo
- Aislamiento
- Etc
6. Diagnóstico de la anorexia nerviosa
El diagnóstico de la anorexia nerviosa se realiza mediante un juicio clínico de la sintomatología e historia clínica. El DSM-5 describe una serie de criterios y síntomas que deben darse, como restricción de la ingesta de alimentos relativa a las necesidades del individuo disminuyendo las cantidades de alimentos y generando un peso corporal significativamente bajo en el contexto de la edad, sexo, desarrollo y salud física.
Adicionalmente se realiza una exploración física y psicológica. El médico usualmente realizará análisis pueden incluir hemogramas completos, electrolitos, función hepática, renal y tiroides, entre otros, debido a que la pérdida de peso y/o la desnutrición producida por la restricción de la alimentación pueden ocasionar consecuencias serias. Los episodios recurrentes de purgas y vómitos, el uso de laxantes, fármacos, etc, también debe evaluarse. Por otro lado, debe descartarse que una disminución de peso sea la consecuencia de posibles problemas patológicos orgánicos, lo que haría erróneo diagnosticarlo como un TCA. También suelen pedirse pruebas de imagen y otros chequeos y pruebas fisiológicas.
Tras un primer diagnóstico usualmente en atención primaria y una exploración física, debe realizarse una evaluación completa por parte de un especialista, que suponga un juicio clínico más profundo. Debe incluir una evaluación psicológica de aspectos generales, así como de aspectos específicos relacionados con la conducta alimentaria. La anorexia puede ocurrir con otros trastornos, e incluso ser secundaria a otros trastornos más generales como el espectro autista, aspecto
común,
y que parece
desconocerse ampliamente.
Por ello es importante realizar una evaluación por parte de verdaderos especialistas. No todas las clínicas de TCA tienen personal verdaderamente formado para comprender la anorexia nerviosa, y se sigue utilizando a menudo un concepto inapropiado de anorexia nerviosa como problema de imagen corporal y autoestima, que conduce a un manejo psicológico pobremente orientado.
7. Complicaciones y riesgos asociados con la anorexia nerviosa
La anorexia nerviosa es posiblemente el trastorno con la
mayor mortalidad de todos los trastornos de salud mental.
Una parte de la mortalidad de dicha mortalidad es derivada de la inanición y la desnutrición, la cual produce problemas de salud y aumenta el riesgo de distintas patologías y enfermedades.
Otra parte de la mortalidad es debida a suicidios, quizás la mayor parte de dichas muertes.
Algunas revisiones estiman que una persona con este trastorno tiene un riesgo de suicidio
50 veces por encima de personas sin este trastorno.
Se ha demostrado un incremento del riesgo de mortalidad en personas con anorexia nerviosa, derivado de los problemas metabólicos causados por la inanición y/o la desnutrición, aumentando con ello el riesgo cardiovascular y otras consecuencias metabólicas sistémicas. Pueden darse síntomas físicos graves, como presión arterial baja, hinchazón de extremidades, erosiones dentales, osteoporosis, alteraciones cardiovasculares, así como un aumento del riesgo de distintas enfermedades y problemas de salud. El uso de purgas, fármacos, laxantes y vómitos recurrentes pueden causar desequilibrios electrolíticos. Por tanto la anorexia puede producir consecuencias importantes para la salud.
8. Tratamientos disponibles para la anorexia nerviosa
El tratamiento de los trastornos de la alimentación debe ser multidisciplinar. Sin embargo, no todo lo multidisciplinar está necesariamente bien orientado. Debe haber alguien con pericia clínica en TCA que de una dirección clara al tratamiento conjunto. Existen distintos enfoques terapéuticos, que pueden ir desde el ingreso hospitalario de los pacientes de mayor severidad, a ingresos en comedores de TCA o centros de día, hasta el tratamiento ambulatorio externo que puede incluir psicoterapia y afrontamiento nutricional. A nivel de paciente, aunque la realimentación alimentaria y revertir el estado de desnutrición y recuperar un peso en un rango saludable es un objetivo importante, deben trabajarse muchos otros aspectos, trabajando a nivel de control de la conducta (condicionamientos, refuerzos, compulsiones, etc), trabajando a nivel de las dificultades neurocognitivas de la persona, trabajando a nivel somatosensitivo, afectivo, cognitivo, etc (*):
· Estabilización circadiana: Queremos favorecer una estabilidad metabólica y circadiana, mediante una regularidad alimentaria, digestiva y endocrina. Debe decidirse la adecuación de enfoques progresivos y no progresivos.
· Trabajo de puntos clave según necesidad individual: Puede realizarse trabajo sobre la ansiedad ante la exposición alimentaria, sobre chequeos y compulsiones, etc. Aquí podrían adaptarse enfoques relacionados con la prevención de respuesta, etc.
· Educación terapéutica: Evidencia científica en nutrición, trabajo cognitivo inicial sobre reglas, esquemas, etc.
· Educación terapéutica afectiva: Puede explorarse la función adaptativa de las emociones. Aumento de la consciencia de la experiencia emocional: mapeo somatosensitivo, significado de las emociones y pensamientos asociados, respuestas y conductas de regulación (intolerancia experiencial, evitación como escape operante, etc), antecedentes y señales que disparan las emociones, etc.
· Terapia metacognitiva: Mejoría de los procesos de automonitorización, desapego, observación y aceptación de las experiencias mentales sin juzgar sus contenidos. Trabajo de la sobrevaloración del pensamiento en la experiencia vital, sobrevaloración del control de las cosas mediante el pensamiento, etc.
· Terapia cognitiva: Sobrevaloración del control, sobrevaloración de las consecuencias negativas y de las catástrofes. Sobrevaloración de las relaciones entre eventos (comer grasa-engordar). Distorsiones cognitivas. Core beliefs.
· Terapia de conducta: Análisis funcional (como se defiende la persona). Evitación experiencial y conductual. Identificar evitaciones y establecer conductas alternativas a la evitación. Entender el papel terapéutico del afrontamiento. Entender la conducta dirigida por la evitacion experiencial y de estados afectivos.
· Evocación: Evocación de la ansiedad. Evocación de estados afectivos negativos. Evocación de triggers. Promover tolerancia y herramientas para la autorregulación.
· Exposición: Social, corporal, alimentaria, etc.
· Terapia psicosocial: Apego, evitación de la intimidad y de emociones sociales, asertividad.
· Trabajo neurocognitivo: Trabajo de déficits concretos, flexibilidad ejecutiva, y orientación en el procesamiento de la información de la persona.
· Recompensas y autocuidados: Trabajo en el autocuidado, la recompensa, etc.
· Educación terapéutica autonomía: Flexibilidad y adaptación al contexto diario, reconocimiento de señales de recaida.
· Construcción de una nueva identidad sin TCA: Autoconcepto, propósitos, valores, identidad.
· Etc.
También debe decidirse si se pone en peso del tratamiento en la persona o en la familia. En la terapia familiar, los padres juegan un papel central en la alimentación y la conducta en casa, hasta que los adolescentes pueden tomar decisiones autónomas relativas a su propia alimentación.
* Ver manual de TCA ICNS.
8.1 Apoyo nutricional y manejo del peso
El objetivo principal del tratamiento nutricional es facilitar el afrontamiento de la conducta alimentaria funcional. La nutrición artificial es una alternativa secundaria reservada para casos donde se presenta falta de cooperación en la alimentación, o insuficiente progresión en el aumento de peso. En general, se prefiere que las personas ingieran sus propios alimentos en las cantidades adecuadas de la manera más autónoma posible.
Un dietista-nutricionista proporciona apoyo dentro del proceso de afrontamiento nutricional. El nutricionista ante todo debe saber promover una regularidad de las ingestas impidiendo evitaciones, sin sobrepasar la capacidad de la persona, pero con una dirección clara de progreso. Entre otros aspectos, la función del nutricionista es:
- Adaptar la terapia de afrontamiento alimentario según un protocolo progresivo o no progresivo.
- Estabilizar un patrón regular de ingestas frecuentes de alimentos completos.
- Promover la recuperación de un peso en un rango saludable.
- Aumentar la diversidad alimentaria (esto a veces debe hacerse en distintas fases).
- Impedir evitaciones y restricciones con una dirección clara de afrontamiento.
- Orientar a los padres sobre manejo alimentario en casa y errores frecuentes.
- Realizar trabajo de afrontamiento de alimentos temidos.
- Facilitar técnicas de exposición progresiva.
- Reasegurar a la persona a nivel cognitivo respecto a las creencias erróneas ("la grasa engorda", etc).
- Etc.
No es el objetivo del nutricionista poner una "alimentación saludable", como frecuentemente sucede, sino facilitar el afrontamiento a la persona con una dirección clara en un sentido de progreso. La realimentación autónoma de la persona en tratamiento ambulatorio es la primera opción para gran parte de los casos, trabajando en la dificultad de afrontamiento alimentario activamente. Sin embargo, no siempre una forma de afrontamiento progresiva centrada en el individuo es la más eficaz.
Es importante resaltar que en España los nutricionistas raramente tienen formación en TCA, incluso anunciándose como "especialista en TCA". No existe en España ninguna acreditación formal, ni existen muchas formaciones capaces de proporcionar la competencia necesaria para el manejo nutricional en TCA. Si un nutricionista se presenta como "experto en TCA", es recomendable pedirle que documente su formación. Desconfíe si no le acreditan una formación de una institución y un programa formativo que pueda comprobar, o si todo lo que le presentan son "webinars", "jornadas" y "cursillos".
8.2 Terapias psicológicas
La terapia psicológica o psicoterapia es una parte fundamental en el tratamiento y en la recuperación de los pacientes con este tipo de trastornos. Estas terapias pueden ser impartidas de manera individual, familiar o en grupo, habitualmente combinando enfoques.
No existe evidencia absoluta de que unas modalidades de tratamiento logren mejores resultados que otros,
lo que incluye centros especializados en TCA. Por tanto lo adecuado es un tratamiento orientado a las necesidades y a la problemática planteada.
Esto puede deberse a que muchos de los distintos tratamientos en realidad no han abordado el conjunto de aspectos neuropsicológicos que pueden ser importantes en conjunto. Las terapias deben ir dirigidas no solo hacia los síntomas visibles, sino sobre todo hacia los procesos subyacentes. Así, deben trabajarse las dificultades visibles:
- Afrontamiento alimentario
- Extinción de compulsiones (ej: prevención de respuesta)
- Afrontamiento social
- Etc.
Pero también deben trabajarse procesos subyacentes:
- Neurocognitivo
- Afectivo
- Interoceptivo
- Etc.
Por ejemplo, a nivel neurocognitivo pueden adaptarse terapias de remediación cognitiva, y a nivel perceptivo debe trabajarse a nivel de consciencia interoceptiva, etc. Igualmente debe trabajarse sobre la regulación de la ansiedad, el apego, la toma de decisiones, etc. Existen distintas maneras de trabajar, pero lo importante es que se estén trabajados los procesos subyacentes importantes que presenta la persoa con una buena comprensión de los mismos. Existen incluso terapias de realidad virtual que pueden ser útiles facilitar ciertos aspectos tanto de exposición y afrontamiento como de integración de aspectos corporales.
Las categorías diagnósticas no son una realidad del sistema nervioso y están lejos de ser una buena manera de orientar un tratamiento en salud mental. Por la misma razón, los factores subyacentes que producen vulnerabilidades transdiagnósticas son la clave. Dicho de otra manera, muchos trastornos con nombres y clasificaciones muy diferentes, en realidad tienen su origen en un conjunto de vulnerabilidades comunes como hemos mencionado anteriormente Estas vulnerabilidades subyacentes son lo que debe trabajarse en los distintos trastornos, más que orientar la terapia simplemente al nombre del diagnóstico.
Por otro lado, es común encontrar personas con TCA que conviven con situaciones familiares que son muy difíciles. Difícilmente podrán recuperarse con una terapia ambulatoria, dado que viven en un ambiente anti-terapéutico las 24 horas. Se necesitarían algunas iniciativas basadas en comunidades terapéuticas para algunas situaciones de salud mental que requieren otro tipo de cuidados, más comunitarios y humanos, distintos a lo que proporciona la visión medicalizadora del sistema de salud actual.
8.3 Medicamentos
Dado que no estamos ante una enfermedad con un mecanismo etiológico simple, sino más bien un trastorno que se expresa con una dificultad en la regulación conductual, no existen tratamientos farmacológicos que sean curativos en sí mismos. La anorexia es un trastorno que se expresa con una dificultad en la regulación conductual, no una "enfermedad" en la que exista un tejido que restituir o regenerar con una sustancia química.
No obstante, pueden prescribirse algunos fármacos que pueden disminuir síntomas como la ansiedad, incluyendo ansiolíticos, antidepresivos, o en algunos casos antipsicóticos. Sin embargo, aunque los fármacos pueden reducir algunos síntomas,
no existe evidencia clara de que mejoren el pronóstico global, y su uso genera controversias. Por ejemplo, aunque existe ansiedad antes de la ingesta
no hay evidencia de que los ansiolíticos mejoren la conducta alimentaria simplemente reduciendo la ansiedad.
Tampoco existe evidencia consistente sobre
antipsicóticos
, particularmente en ensayos clínicos controlados, ni siquiera para criterios clínicamente limitados al aumento de peso, mucho menos para criterios de funcionalidad o pronóstico de mayor valor para las decisiones clínicas.
Tampoco existe evidencia sobre la prescripción de
antidepresivos en anorexia nerviosa.
De hecho, revisiones sistemáticas muestran que ni siquiera existe evidencia de que los antidepresivos supongan una mejoría de los propios
síntomas depresivos de forma general.
No obstante, esto no implica que, por ejemplo ante una sintomatología más descontrolada en ciertos momentos, algunos fármacos no puedan tener utilidad en algunas personas tras una valoración clínica más individual. Por ejemplo, en algunos casos severos, el uso juicioso de naltrexona puede reducir la hiperactividad y ciertos patrones compulsivos en algunas personas al antagonizar los receptores opioideos.
9. Recuperación y prevención de recaídas
La recuperación de la anorexia nerviosa, y de otros TCA como la
bulimia nerviosa o el
trastorno por atracón,
es un proceso que puede incluir periodos de avances, y a veces algunos periodos de estancamiento y dificultades. En general, un paciente se considera recuperado si no cumple más con los criterios diagnósticos del trastorno, aunque la recuperación es un proceso sin límites precisos. La recuperación va más allá del hecho de que la persona haya subido de peso, o mejorado su alimentación. Debe existir un periodo de tiempo continuado en el cual la persona muestra autonomía y flexibilidad con la comida, pero también en las actividades de la vida diaria, de manera estable. Subir de peso ayuda a la recuperación cuando se parte de un IMC muy bajo, sin embargo, la anorexia no es simplemente la existencia de un bajo peso. Por ejemplo, se llama anorexia atípica a las personas que
tienen las dificultades y síntomas de las personas con anorexia típica
o clásica, con un peso en un rango normal, o incluso por encima.
El proceso de recuperación por tanto no es un simple momento concreto, sino un proceso dinámico en el que la persona debe seguir trabajando, e implica no solo lo dietético o el peso corporal, sino también una mayor autoconsciencia, una mejoría de la funcionalidad y autonomía de la persona, el desarrollo de estrategias más flexibles ante las necesidades cotidianas, una toma de decisiones flexible al contexto, la capacidad de adaptación a los cambios, la disminución de la evitación como defensa, una mayor capacidad de regulación emocional, una mayor asertividad ante las relaciones sociales y familiares, etc. La evidencia científica muestra que el apoyo familiar es un factor positivo para una recuperación exitosa, por tanto la familia a menudo supone una red de apoyo importante para la persona con anorexia.
Una parte importante de la recuperación es aprender a identificar desencadenantes, síntomas de recaída en sus fases tempranas, y desarrollar estrategias de afrontamiento y planes de acción para manejarlos rápidamente. Los signos de advertencia de una posible recaída incluyen cambios en el horario o frecuencia de alimentación, rechazos sutiles ("prefiero esto que es más sano"), evitaciones sutiles ("no desayuno, pero se debe solo a que hoy me levanté sin hambre"), presencia de algunos pensamientos obsesivos nuevamente, etc.
Tras la anorexia, pueden emerger síntomas de depresión y ansiedad, previamente tapados por la euforia del ejercicio y el control del cuerpo que sirven como mecanismo de desplazamiento. El sistema nervioso está asimilando la pérdida de aquello que durante una etapa importante de la vida ha dado identidad y sentimientos de control y autonomía a la persona. Puede haber un pequeño duelo por abandonar una vida que, pese a producir sufrimiento, ha aportado certidumbre en un mundo complejo. La persona debe aprender a manejar la ansiedad que produce la incertidumbre de dirigirse hacia una nueva vida, y una nueva identidad sin anorexia, dietas, cálculos, etc. Esto en realidad debe verse como algo positivo: la persona va a descubrir quien es verdaderamente, libre de aquella rutina que reducía la persona a dieta y ejercicio.
En resumen, un trastorno no es una enfermedad en sentido de patología de tejidos, la recuperación de un trastorno no se produce porque un tejido se "repare", sino porque se gana control sobre la conducta, por tanto el término "curar" no es apropiado. Las personas se recuperan al mejorar su comprensión de lo que les sucede, y ganar capacidad de autorregulación sobre aquellos impulsos fuera de control. La recuperación necesita una estabilización metabólica, un aumento del autoconocimiento, de la capacidad de autorregulación, del control conductual, etc.
A pesar de que la anorexia es un trastorno complejo y el proceso de recuperación conlleva dificultades y a menudo implica un esfuerzo importante por parte del paciente y de su familia, es importante tener presente que una parte muy significativa de los pacientes se recuperan, llevando una vida satisfactoria tras su TCA.
10. Cómo ayudar a alguien con anorexia nerviosa
Si tienes un ser querido con anorexia nerviosa,
bulimia nerviosa, u otros TCA, puede ser difícil saber cómo ayudar.
- Es muy importante comprender en primer lugar el TCA. No debe conformarse con las listas de síntomas que pueda leer provenientes de un manual diagnóstico, o las breves explicaciones del médico en la consulta, o los textos recurrentes de internet que repiten las mismas cosas.
- Comprender bien el TCA es un aspecto clave. Algunos artículos como los que pueden encontrarse gratuitamente en la web de ICNS ayudan a tener una comprensión razonable que permite entender lo que le ocurre a la persona, y lo que ve en casa. Aunque algunas lecturas pueden tener cierta complejidad, debe dedicarse un tiempo de estudio a hacerse una idea correcta de la anorexia, y sobre todo, desterrar las ideas equivocadas y superficiales mayoritarias sobre los TCA.
- La familia y los seres queridos juegan un papel esencial en el tratamiento. Deben ser comprensivas, proporcionar apoyo, y también ser cariñosamente firmes en los objetivos del tratamiento. Las personas que rodean a alguien con TCA son también importantes alentando a buscar ayuda a las personas que lo necesiten, brindando apoyo durante el tratamiento, y estando preparados para manejar posibles recaídas.
- Es importante respetar los sentimientos de las personas con anorexia. Debe entenderse que la persona lo está pasando mal. Los arranques de ira y las conductas problemáticas no son un simple mal comportamiento de la persona. No debe invalidar a la persona, ni su percepción de lo que está experimentando.
- En general debe evitarse hacer comentarios sobre la alimentación, apariencia o peso, hasta que las personas cercanas entiendan como deben actuar.
- Es importante ofrecer un apoyo emocional que fomente un ambiente seguro y razonablemente comprensivo en el hogar.
- Es fundamental mantener la calma, y tener una actitud positiva y asertiva durante todo el proceso de recuperación de la anorexia nerviosa. Celebrar los pequeños avances y estar preparado para apoyar a la persona querida en caso de baches durante el tratamiento puede ser de gran ayuda.
- Es importante buscar recursos y apoyos.
- Es importante buscar profesionales competentes. No todas las personas en áreas como psicología o nutrición están profesionalmente capacitadas para el manejo de TCA. Exija que le documenten la formación en TCA y métodos de trabajo. La anorexia no debe tratarse de forma similar a una psicoterapia común simplemente orientada al estado de ánimo, algo que sucede habitualmente.
11. Conceptos erróneos sobre Anorexia Nerviosa
La mayor parte de las cosas que se dicen sobre la anorexia nerviosa confunden síntomas y causas, o son frontalmente erróneas. Debe quedar claro:
X No es una mera preocupación estética por la imagen corporal.
X No es un mero problema alimentario o de dieta.
X No es un mero problema cultural.
X No es un mero problema de emociones ("hambre emocional", "autoestima", etc).
La anorexia nerviosa es más una problemática a nivel de maduración del sistema nervioso y otros aspectos metabólicos, perceptivos y afectivos, que un simple problema cultural relacionado con el hedonismo y la belleza física.
Es fácilmente comprobable que la mayor parte de webs y recursos, incluídas webs de referencia y de clínicas, no hacen mucho más que repetir las mismas ideas superficiales del que bien puede ser el trastorno de mayor gravedad de toda la psiquiatría, tanto a nivel de mortalidad, proporción de suicidios, etc.
12. Resumen y conclusión
Para concluir, pese a denominarse "trastorno alimentario", en realidad la anorexia nerviosa es un problema mucho más complejo que la visión estereotipada de la anorexia como un problema de imagen, dieta y ejercicio. La anorexia nerviosa es una condición seria y potencialmente mortal.
Los TCA afectan a las personas que la padecen, pero también a sus familiares, por lo que psicológicamente puede producir un desgaste importante. Una comprensión profunda del trastorno, y obtener todos los recursos posibles, facilitará las cosas a todos los miembros de la familia.
No obstante, debe tenerse en cuenta que aunque puede ser una condición desafiante de manejar y tratar, es importante recordar que gran parte de los pacientes se recuperan, llevando una vida satisfactoria.
13. Más información
La anorexia nerviosa y los TCA son trastornos muy complejos, y son quizás los trastornos sobre los que más cuesta encontrar información de calidad. El libro de trastornos de conducta alimentaria de ICNS es probablemente el manual más completo existente sobre la comprensión y la orientación para el manejo de los TCA.
Recomendamos el curso de TCA a los profesionales que se dedican a la medicina, pediatría, salud mental, nutrición, y en general a quienes tratan a este tipo de pacientes.
14. Preguntas frecuentes
¿Puedo usar y redistribuir este artículo?
Sí, puede copiar y difundir este artículo en cualquier parte sin necesidad de permiso, siempre que cite su procedencia y autoría.
www.icns.es/anorexia_nerviosa
¿Hay algún artículo más sencillo para iniciarme?
Tenemos algunos artículos algo más básicos que resumen algunas de las ideas principales. Puede comenzar por ellos:
https://www.icns.es/articulo_anorexia-nerviosa-explicacion-facil
https://www.icns.es/articulo_la-jaula-dorada-hilde-bruch
¿Cuáles son los tipos de TCA?
Los tipos de Trastornos de la Conducta Alimentaria o TCA más comunes son la anorexia, la
bulimia y el
trastorno por atracón,
y los trastornos de conducta alimentaria no especificados. Aunque existen otros problemas relacionados con la alimentación bajo términos como vigorexia y ortorexia que muestran síntomas en cierta medida obsesivos, perseverativos, hipocondríacos, etc. También se clasifican en restrictivo y con atracones/purgas. El ARFID es un diagnóstico reciente que se utiliza por especialistas para el diagnóstico de otros tipos de rechazo alimentario y restricción de la ingesta de alimentos. En general los comportamientos alimentarios problemáticos cursan con atracones como en el caso de personas con bulimia nerviosa o trastorno por atracón, o bien con restricciones y rechazos. También encontramos estereotipias en las ingestas, comportamientos y compulsiones de tipo purgativo (regurgitaciones, vómitos, etc).
¿Cuántos tipos y subtipos de anorexia nerviosa existen?
Se separan actualmente dos subtipos principales de anorexia nerviosa, anorexia restrictiva y anorexia purgativa, aunque la realidad la clínica es más compleja que esta clasificación.
Brevemente, el subtipo restrictivo de la anorexia nerviosa se caracteriza por un patrón sobrerregulado con un control restrictivo absoluto de la alimentación, mientras que el subtipo purgativo involucra un patrón mixto de restricción junto con ciertos episodios de atracones y purgas. Esto implica un sistema nervioso más inestable, a menudo por una mezcla de rasgos psicológicos, como de reacciones y adaptaciones a la inanición.
Con el tiempo, las personas pueden de hecho pasar de unos patrones a otros, por la fluctuación de las respuestas del sistema nervioso a medida que se cronifica el cuadro, y los cambios ponderales, afectivos, etc. Se habla de transición y transdiagnóstico, y puede pasarse de un cuadro restrictivo a uno más compulsivo, e incluso de un diagnóstico de anorexia a bulimia o viceversa. No es que se cambie de "enfermedad", sino que con el tiempo se van generando reacciones metabólicas, orexigénicas, ponderales, afectivas, etc, que a la persona le cuesta controlar. Por tanto, el curso de los trastornos no es algo determinado, pudiendo fluctuar con el tiempo, hasta el punto de dejar de encajar con el diagnóstico de partida. Por ello, lo más importante no son los nombres de los diagnósticos, sino la comprensión de los aspectos subyacentes que dificultan la conducta de la persona y su evolución.
También existen otros problemas que cursan con sintomatología restrictiva pero que no alcanzan un bajo peso formal para su diagnóstico, y por ello son denominados "anorexia atípica". Sin embargo podrían realizarse más subclasificaciones. Por ejemplo, no es descabellado pensar que algún día se separe la anorexia nerviosa con características autísticas de las que no los tienen, etc.
¿Qué es la anorexia y cómo se diagnostica?
La anorexia es un trastorno de conducta, lo que implica que en primer lugar debe entenderse como un problema en la regulación de la conducta, a su vez consecuencia a ciertas dificultades biológicas del sistema nervioso, a nivel metabólico, afectivo, en el procesamiento de la información, etc. Los cambios dietéticos y ponderales en el peso corporal también producen cambios endocrinos y alteraciones metabólicas que influyen en el comportamiento.. Uno de los síntomas más comunes es la restricción alimentaria, que puede llegar a ser severa, a menudo con un alto arousal motor (hiperactividad). El diagnóstico se realiza de forma clínica, es decir, un juicio clínico a partir de los síntomas que presenta la persona.
El diagnóstico en salud mental es más complejo que el diagnóstico médico que categoriza patologías al objetivarlas histológicamente o separarlas biológicamente. Los diagnósticos de los trastornos en cambio no generan este tipo de categorías aisladas de la medicina, sino que implican espectros, lo que significa que las personas no comparten el 100% de causas o factores subyacentes a nivel de endofenotipo, ni presentan la misma sintomatología, ni tienen las mismas dificultades de conducta. Los diagnósticos como categorías generan una comprensión clínica pobre en salud mental.
¿Qué es la anorexia nerviosa según el DSM-5?
Los criterios diagnósticos para la Anorexia Nerviosa del DSM-5 incluyen síntomas como la presencia de una restricción de la ingesta energética relativa a las necesidades y el contexto de la persona (edad, curso del desarrollo, etc), que conduce a un peso corporal significativamente bajo, existiendo miedo intenso a ganar peso o un comportamiento persistente que interfiere con el peso corporal. También se hace énfasis en la presencia de una alteración en la percepción del peso o la forma corporal con una autoevaluación indebida o una falta persistente de reconocimiento de la gravedad del bajo peso corporal actual. Hay especificadores para el subtipo restrictivo y atracones-purgas, además de especificadores de gravedad basados en el IMC (
sin mucha evidencia de que menor IMC
suponga necesariamente peor pronóstico clínico).
Sin embargo, estos síntomas y conducta observables, no las causas y los factores subyacentes que los producen, por lo que esta descripción de síntomas ha producido una visión distorsionada de la anorexia nerviosa, y de muchos otros trastornos. El DSM es un pequeño diccionario de síntomas, no un manual que permita entender los trastornos.
¿Qué es la anorexia nerviosa de tipo restrictivo?
Es aquella en la que se observa principalmente un problema de restricción de la ingesta de alimentos y, a veces, ejercicio o actividad física excesivos, sin atracones ni purgas regulares con laxantes, vómitos, etc.
¿Qué es la anorexia de tipo purgativo?
Es aquella en la que se observa principalmente un problema de restricción de la ingesta de alimentos y, a veces, ejercicio o actividad física excesivos, con episodios de atracones y purgas frecuentes con laxantes, vómitos, etc. A menudo se asocia a un cuadro clínico de mayor severidad.
¿Qué es la anorexia atípica?
La anorexia nerviosa atípica, es aquella en la que la persona presenta todos los síntomas clínicos de la anorexia nerviosa típica o clásica (como la restricción de la ingesta de alimentos, alteración en la percepción del peso y la forma corporal, etc) pero sin presentar un bajo peso corporal. La persona no obstante puede haber experimentado una pérdida de peso significativa aún manteniéndose dentro de los rangos normales o incluso por encima del promedio. No se aprecian necesariamente grandes diferencias en las dificultades asociadas al trastorno, y la anorexia nerviosa atípica puede ser
tan grave como la anorexia nerviosa típica.
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16. Otros artículos sobre Anorexia Nerviosa y TCA
17. Formaciones de postgrado sobre Anorexia y TCA