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La dieta atlántica se asocia con una reducción de la mortalidad cardiovascular y por cáncer

La dieta atlántica se refiere al patrón alimentario típico del noroeste de España y del norte de Portugal, y se caracteriza por el consumo de alimentos como pescado, carnes rojas y productos de cerdo, lácteos, legumbres, patatas, verduras, pan integral y vino. Aunque comparte similitudes con la dieta mediterránea clásica, hay algunas diferencias, como su mayor uso de carnes rojas y pescado. Investigaciones previas han sugerido que una mayor adherencia a este patrón alimentario se relaciona con una microbiota intestinal más saludable y una disminución en la mortalidad por todas las causas en adultos mayores.

Un estudio reciente (Carballo-Casla et al., 2024) analizó cómo la dieta atlántica impacta en la mortalidad por todas las causas, así como en la mortalidad debida a enfermedades cardiometabólicas y la mortalidad por cáncer. Para ello, se emplearon datos de cuatro cohortes, ENRICA (España), HAPIEE (República Checa y Polonia) y Whitehall II (Reino Unido), que sumaban en conjunto 35.917 participantes de entre 18 y 96 años, proporcionando mediciones antropométricas y análisis de sangre, cuestionarios y registros dietéticos, además de entrevistas para recopilar datos sociodemográficos y de estilo de vida de los participantes. La adherencia a la dieta se evaluó mediante una puntuación que abarcaba los distintos grupos alimenticios, como pescado fresco, carnes rojas, lácteos, legumbres, verduras, vino, entre otros, indicando una mayor adherencia a la dieta atlántica del sur de Europa.

Tras un seguimiento de más de 13 años, se encontró que aquellas personas con una mayor adhesión a la dieta atléntica experimentaron una disminución en la mortalidad por todas las causas, así como por enfermedades cardiometabólicas y cáncer. Además, se observó menor mortalidad por todas las causas en participantes de 60 años o más cuando se adherían a este tipo de dieta durante al menos 3 años.

El estudio también observó cómo diferentes grupos de alimentos influyeron en los resultados de salud. Por ejemplo, el consumo regular de pescado fresco, carnes rojas, lácteos, legumbres, verduras y pan integral se relacionó con una reducción en la mortalidad general. Se encuentra en este estudio adicionalmente una relación entre el consumo moderado de vino y una menor mortalidad. Adicionalmente, las asociaciones presentan variaciones entre países, que podrían deberse a diferencias en la combinación y preparación de alimentos propios de cada región.

En conclusión, este estudio sugiere que seguir un patrón de dieta atlántica puede tener efectos positivos sobre la salud, incluyendo una reducción en la mortalidad general, por enfermedades cardiovasculares y cáncer. Se hallaron efectos protectores de otros patrones dietéticos como el Índice de Alimentación Saludable Alternativo y la Dieta DASH, lo cual sugiere que el papel protector de los distintos patrones alimentarios reside ante todo en la inclusión y priorización de alimentos frescos, y la limitación de productos procesados.
Referencias:
Carballo-Casla A, Stefler D, Ortolá R, Chen Y, Knuppel A, Kubinova R, Pajak A, Rodríguez-Artalejo F, Brunner EJ, Bobak M. The Southern European Atlantic diet and all-cause and cause-specific mortality: a European multicohort study. Eur J Prev Cardiol. 2024 Feb 15;31(3):358-367. doi: 10.1093/eurjpc/zwad370.

* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.
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