Medicina
La salud bucodental y la periodontitis se relacionan con la enfermedad cardiovascular
La periodontitis es una patología inflamatoria crónica con implicaciones sistémicas. Diversos estudios vinculan su presencia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Esta conexión plantea la necesidad de integrar la salud oral en la prevención cardiovascular, y en la salud general.
La cavidad oral alberga una microbiota compleja y diversa, fundamental tanto para la homeostasis local como para la homeostasis sistémica. Los géneros bacterianos presentes regulan el pH, modulan la respuesta inmunitaria y mantienen la integridad de los tejidos periodontales. Diversos factores pueden alterar esta homeostasis y favorecer una disbiosis, cuyo ejemplo paradigmático es la periodontitis, una patología inflamatoria crónica que afecta a millones de personas. En la periodontitis, predomina la colonización por especies como Porphyromonas gingivalis, Tannerella forsythia y Treponema denticola, que erosionan progresivamente los tejidos de soporte dental, incluyendo hueso alveolar y ligamento periodontal, liberando moléculas proinflamatorias capaces de atravesar la mucosa oral, pasando al torrente sanguíneo, y produciendo respuestas inmunológicas sistémicas elevando niveles de citocinas como IL-1, IL-6, TNF-alfa y proteína C reactiva. Estas señales favorecen un entorno proinflamatorio, proaterogénico y protrombótico, contribuyendo potencialmente al desarrollo y progresión de enfermedades cardiovasculares.
Una revisión reciente ha sintetizado la evidencia que relaciona la periodontitis y la enfermedad cardiovascular, abordando los principales mecanismos fisiopatológicos, la relación con comorbilidades (endocarditis, hipertensión, fibrilación auricular, cardiopatía isquémica, diabetes y dislipidemia) y el impacto potencial de la terapia periodontal en la reducción del riesgo cardiovascular, incluyendo estudios observacionales, ensayos clínicos y meta-análisis publicados hasta 2024 (Hopkins et al., 2024). La evidencia disponible muestra una asociación robusta entre periodontitis y múltiples enfermedades cardiovasculares. Aproximadamente el 90% de las bacterias responsables de endocarditis infecciosa, como Staphylococcus aureus, Streptococcus viridans y Enterococcus faecalis, proceden de la microbiota oral. La mala higiene bucal y el sangrado durante el cepillado se asocian con un aumento sustancial del riesgo de bacteriemia.
La enfermedad periodontal se asocia de forma consistente con un mayor riesgo de enfermedad arterial coronaria y eventos coronarios mayores, y se ha detectado material bacteriano periodontal en lesiones ateroscleróticas. También se ha encontrado un incremento en el riesgo de fibrilación auricular, con una relación dosis-respuesta vinculada al número de dientes perdidos y a los niveles de inflamación sistémica, y se ha relacionado la adherencia a medidas de higiene oral con el riesgo de arritmias. Por otro lado, existe una mayor prevalencia de hipertensión arterial en adultos con periodontitis, con una relación lineal entre la severidad de la enfermedad periodontal y la tensión arterial. También se han hallado relaciones bidireccionales entre periodontitis y diabetes tipo 2, así como con el perfil lipídico. En personas con diabetes, algunos estudios muestran que la intervención periodontal mejora el control glucémico y contribuye a la reducción del riesgo cardiovascular. Algunos ensayos clínicos y estudios prospectivos muestran que el tratamiento periodontal reduce marcadores inflamatorios sistémicos, mejora la función endotelial y disminuye la presión arterial, particularmente en personas con enfermedad coronaria o hipertensión.
Pese a estos hallazgos, no hay todavía un número suficiente de ensayos clínicos a gran escala sobre eventos duros que permitan extraer una recomendación clínica directa para la recomendación de una intervención bucodental sistemática. No obstante, es razonable prestar atención al cuidado de la salud oral, que puede ser más relevante en personas con riesgo cardiovascular y otras patologías metabólicas. Todo ello también supondría cuestionar la falta de integración del cuidado bucodental en los sistemas de salud.
La cavidad oral alberga una microbiota compleja y diversa, fundamental tanto para la homeostasis local como para la homeostasis sistémica. Los géneros bacterianos presentes regulan el pH, modulan la respuesta inmunitaria y mantienen la integridad de los tejidos periodontales. Diversos factores pueden alterar esta homeostasis y favorecer una disbiosis, cuyo ejemplo paradigmático es la periodontitis, una patología inflamatoria crónica que afecta a millones de personas. En la periodontitis, predomina la colonización por especies como Porphyromonas gingivalis, Tannerella forsythia y Treponema denticola, que erosionan progresivamente los tejidos de soporte dental, incluyendo hueso alveolar y ligamento periodontal, liberando moléculas proinflamatorias capaces de atravesar la mucosa oral, pasando al torrente sanguíneo, y produciendo respuestas inmunológicas sistémicas elevando niveles de citocinas como IL-1, IL-6, TNF-alfa y proteína C reactiva. Estas señales favorecen un entorno proinflamatorio, proaterogénico y protrombótico, contribuyendo potencialmente al desarrollo y progresión de enfermedades cardiovasculares.
Una revisión reciente ha sintetizado la evidencia que relaciona la periodontitis y la enfermedad cardiovascular, abordando los principales mecanismos fisiopatológicos, la relación con comorbilidades (endocarditis, hipertensión, fibrilación auricular, cardiopatía isquémica, diabetes y dislipidemia) y el impacto potencial de la terapia periodontal en la reducción del riesgo cardiovascular, incluyendo estudios observacionales, ensayos clínicos y meta-análisis publicados hasta 2024 (Hopkins et al., 2024). La evidencia disponible muestra una asociación robusta entre periodontitis y múltiples enfermedades cardiovasculares. Aproximadamente el 90% de las bacterias responsables de endocarditis infecciosa, como Staphylococcus aureus, Streptococcus viridans y Enterococcus faecalis, proceden de la microbiota oral. La mala higiene bucal y el sangrado durante el cepillado se asocian con un aumento sustancial del riesgo de bacteriemia.
La enfermedad periodontal se asocia de forma consistente con un mayor riesgo de enfermedad arterial coronaria y eventos coronarios mayores, y se ha detectado material bacteriano periodontal en lesiones ateroscleróticas. También se ha encontrado un incremento en el riesgo de fibrilación auricular, con una relación dosis-respuesta vinculada al número de dientes perdidos y a los niveles de inflamación sistémica, y se ha relacionado la adherencia a medidas de higiene oral con el riesgo de arritmias. Por otro lado, existe una mayor prevalencia de hipertensión arterial en adultos con periodontitis, con una relación lineal entre la severidad de la enfermedad periodontal y la tensión arterial. También se han hallado relaciones bidireccionales entre periodontitis y diabetes tipo 2, así como con el perfil lipídico. En personas con diabetes, algunos estudios muestran que la intervención periodontal mejora el control glucémico y contribuye a la reducción del riesgo cardiovascular. Algunos ensayos clínicos y estudios prospectivos muestran que el tratamiento periodontal reduce marcadores inflamatorios sistémicos, mejora la función endotelial y disminuye la presión arterial, particularmente en personas con enfermedad coronaria o hipertensión.
Pese a estos hallazgos, no hay todavía un número suficiente de ensayos clínicos a gran escala sobre eventos duros que permitan extraer una recomendación clínica directa para la recomendación de una intervención bucodental sistemática. No obstante, es razonable prestar atención al cuidado de la salud oral, que puede ser más relevante en personas con riesgo cardiovascular y otras patologías metabólicas. Todo ello también supondría cuestionar la falta de integración del cuidado bucodental en los sistemas de salud.
#saludbucodental #periodontitis #microbiota #enjuaguesbucales
Referencias:
Hopkins, S et al, 2024. More than just teeth: How oral health can affect the heart. American Heart Journal Plus: Cardiology Research and Practice, 43, 100407. https://doi.org/10.1016/j.ahjo.2024.100407
* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.


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