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La melatonina puede mejorar el sueño en personas mayores

Ainhoa Pérez Escobedo
Ainhoa Pérez Escobedo
Psicóloga, Dietista. Máster Neurociencia ICNS
    Alfonso Bordallo
MPH, MSc.

Un sueño reparador es uno de los pilares fundamentales de la salud, y su deterioro se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, neurológicas, metabólicas e incluso ciertos tipos de cáncer. Diversos mecanismos neuroquímicos participan en la regulación del sueño, siendo la melatonina uno de los principales. Esta hormona actúa como cronobiótico, sincronizando el ritmo circadiano con el ciclo luz-oscuridad, y como hipnótico débil, al favorecer indirectamente la inducción y consolidación del sueño. Sin embargo, en la vejez la producción endógena de melatonina suele estar reducida, en parte por la frecuente calcificación de la glándula pineal, existiendo adicionalmente una menor sensibilidad de los receptores cerebrales a esta hormona. Como consecuencia, el sueño tiende a deteriorarse con la edad, empeorando la calidad de vida, y aumentando el riesgo de diversas enfermedades. La suplementación exógena con melatonina se emplea habitualmente como ayuda para el sueño, aunque algunos estudios han mostrado que su eficacia puede depender de los niveles endógenos de la misma, y que podrían requerirse dosis más elevadas para lograr un efecto clínico en personas mayores.

Un ensayo clínico aleatorizado, cruzado y controlado con placebo (Duffy et al., 2022) evaluó los efectos de distintas dosis de melatonina sobre el sueño en 24 adultos mayores sanos, con una edad media de 64 años. Tras tres semanas de preparación y adaptación, los participantes recibieron durante dos bloques de 12 noches melatonina en dosis baja (0,3 mg), alta (5 mg), o bien placebo, 30 minutos antes del horario de sueño. Cada bloque fue seguido de un período de lavado de 6 noches con placebo. Todos los participantes fueron expuestos a las intervenciones y al grupo de control con placebo, en distinto orden, lo que permitió evaluar las distintas respuestas en cada persona. El estudio empleó un protocolo de desincronización forzada aumentando los periodos de vigilia, y adelantando el horario de sueño 4 horas cada día, permitiendo evaluar los efectos de la melatonina en distintas fases del ritmo circadiano, incluyendo el día biológico. Durante todo el estudio, los participantes permanecieron aislados de señales temporales externas. Adicionalmente, el sueño fue registrado por polisomnografía, determinándose la temperatura corporal central y los niveles plasmáticos de melatonina.

Los resultados del estudio mostraron que la melatonina en dosis altas (5 mg) mejoró de forma significativa tanto la eficiencia como la duración total del sueño en comparación con el placebo. Este efecto se observó tanto durante el periodo nocturno como en el denominado “día biológico”, lo que sugiere una acción independiente del momento circadiano. En cambio, la dosis baja (0,3 mg) mostró una tendencia hacia una mayor eficiencia y duración del sueño, aunque sin alcanzar significación estadística. La administración de melatonina no modificó la duración del sueño REM en ninguna de las condiciones. Con la dosis alta, se observó un incremento significativo del tiempo en los estadios 1 y 2 del sueño no REM, así como una reducción del tiempo total despierto durante la noche. En el caso de la dosis baja, aunque no se hallaron diferencias significativas, se detectó una tendencia hacia menor tiempo de vigilia y mayor proporción de sueño ligero. La latencia al inicio del sueño no difirió significativamente entre las condiciones, y no se reportaron efectos adversos relevantes durante el estudio.

En conjunto, estos hallazgos sugieren que 5 mg de melatonina antes de dormir pueden mejorar la eficiencia y consolidación del sueño en adultos mayores sanos, incluso bajo condiciones circadianas adversas. El aumento del estadio 2 y la reducción en la duración de los despertares sugieren un beneficio en la arquitectura del sueño. A diferencia de los medicamentos hipnóticos tradicionales, asociados a efectos adversos sobre la salud, incluido mayor riesgo de demencia y mayor mortalidad, la melatonina puede ofrecer una alternativa fisiológica de mayor seguridad, con acción sobre el núcleo supraquiasmático y sin sedación residual. No obstante, el estudio presenta limitaciones, como un número reducido de participantes, exclusión de personas con trastornos del sueño, y falta de estudio a medio y largo plazo. A pesar de que es un producto muy usado para el sueño, los estudios controlados realizados con personas mayores son limitados, aunque en conjunto parecen mostrar un efecto, dicho efecto depende de las variables de administración de cada uno de los estudios realizados, como las dosis usadas (desde 0,1 a 10 mg), horario de administración, etc. Futuros estudios son necesarios para fortalecer la confianza en los resultados y evaluar su eficacia en personas con trastornos del sueño, determinar su efecto a largo plazo y optimizar dosis y horarios de administración según el perfil circadiano individual y otras variables individuales de consideración. No obstante, la calidad del sueño comienza con todo lo que se hace durante el día, y debe comenzar por una buena higiene del sueño en conjunto.
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Referencias:
Duffy, J. F et al, 2022. High dose melatonin increases sleep duration during nighttime and daytime sleep episodes in older adults. Journal of Pineal Research, 73(1), e12801. https://doi.org/10.1111/jpi.12801

* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.
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