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La actividad física no contrarresta completamente los efectos del sedentarismo

El sedentarismo tiene efectos perjudiciales sobre la fisiología vascular. Este estilo de vida reduce el flujo venoso, incrementa la presión hidrostática y favorece la disfunción endotelial, condiciones que promueven la rigidez arterial, la estasis venosa y un estado proinflamatorio y protrombótico asociado a la pérdida de integridad funcional vascular. Estos factores, en conjunto, aumentan significativamente el riesgo de enfermedad cardiovascular y la mortalidad.

Un estudio reciente del Biobanco de Reino Unido (Ajufo et al., 2024), con casi 90.000 participantes evaluó la relación entre el sedentarismo y los eventos cardiovasculares. Los participantes utilizaron acelerómetros de muñeca durante una semana para medir su actividad física y fueron clasificaron en cuatro cuartiles según el tiempo promedio diario de sedentarismo, que osciló entre menos de 8,2 horas y más de 10,6 horas. Los investigadores evaluaron la incidencia de fibrilación auricular, insuficiencia cardíaca, infarto de miocardio y mortalidad cardiovascular a través de registros médicos y certificados de defunción. Los análisis se ajustaron utilizando modelos de riesgos proporcionales de Cox, considerando factores sociodemográficos, medidas antropométricas y comorbilidades.

Tras un seguimiento promedio de 8 años, los resultados mostraron una asociación significativa entre el sedentarismo prolongado y un mayor riesgo de eventos cardiovasculares. Los individuos del cuartil superior (>10,6 horas diarias) presentaron un incremento en la mortalidad cardiovascular (HR: 1,62), en comparación con quienes pasaban menos tiempo en actividades sedentarias. Sustituir 30 minutos de tiempo sedentario por actividad física ligera o moderada redujo significativamente el riesgo de eventos cardiovasculares, especialmente de insuficiencia cardíaca y mortalidad cardiovascular, con efectos más evidentes al incrementarse la intensidad. Sin embargo, el sedentarismo persistió como un factor de riesgo independiente a la actividad física, incluso entre quienes cumplían con las recomendaciones de actividad física, subrayando que los efectos del sedentarismo pueden amortiguarse en parte con el ejercicio, pero no completamente. Estos efectos adversos fueron más evidentes en personas con comorbilidades como obesidad, diabetes o hábitos poco saludables.

En conclusión, el estudio destaca que tanto la duración diaria como la frecuencia semanal del tiempo sedentario contribuyen sustancialmente al riesgo cardiovascular de manera dosis-dependiente. El sedentarismo puede suponer un efecto independiente a la actividad física realizada, por lo que realizar actividad física no revierte completamente un estilo de vida sedentario, aunque puede mitigar sus efectos en parte. Sin embargo, el efecto independiente de ambos factores también se muestra en el hecho de que las personas más activas también muestran un aumento del riesgo cardiovascular si no realizan ejercicio. Entre las limitaciones del estudio se encuentran el diseño no experimental y la falta de información contextual sobre las actividades sedentarias realizadas. Los hallazgos de este estudio refuerzan la importancia de incluir recomendaciones específicas sobre el sedentarismo en las guías de salud pública adicionales a la realización de ejercicio físico. Intervenciones simples, como levantarse y caminar durante unos minutos cada hora, podrían ser efectivas para reducir los riesgos asociados al sedentarismo prolongado.
Referencias:
Ajufo, E et al, 2024. Accelerometer-measured sedentary behavior and risk of future cardiovascular disease. Journal of the American College of Cardiology. https://doi.org/10.1016/j.jacc.2024.10.065

* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.
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