Neurociencia y Psicología
Hiperlaxitud articular como mecanismo biológico mediador de los trastornos del neurodesarrollo

Se ha observado una fuerte relación epidemiológica entre la hipermovilidad articular (o hiperlaxitud) y diversos trastornos neuropsiquiátricos. La relación entre la neurodivergencia a nivel de sistema nervioso central y las alteraciones en el tejido conectivo abre una perspectiva intrigante. Trastornos del neurodesarrollo como el autismo, el TDAH y el síndrome de Tourette comparten perfiles sensoriales, cognitivos y conductuales, así como una alta carga de síntomas físicos como dolor musculoesquelético e intolerancia ortostática. La hipermovilidad articular generalizada, expresión fenotípica de alteraciones en el tejido conectivo, puede actuar como un mecanismo fisiológico común, amplificando vías propioceptivas e interoceptivas que pueden producir reactividad neurofisiológica y neuropsicológica, así como déficits regulatorios y neuroplasticidad maladaptativa. Condiciones como Ehlers-Danlos y otras conectivopatías están a su vez relacionadas con disfunción autonómica, gastrointestinal y ginecológica, además de una elevada carga psicopatológica, lo que sugiere una relación entre neurodivergencia y alteraciones conectivas musculoesqueléticas.
Aunque la relación clínica ha sido previamente observada, no hay muchos estudios sistemáticos. Por ejemplo, un estudio realizado en Reino Unido (Csecs et al., 2022) analizó la prevalencia de hipermovilidad, intolerancia ortostática y síntomas musculoesqueléticos en adultos con diagnóstico confirmado de autismo, TDAH o Tourette, mostrando una mayor prevalencia de hipermovilidad en el grupo neurodivergente. La hipermovilidad predijo la pertenencia al grupo neurodivergente, relación que se intensificó al ajustar por sexo mostrando una relación muy grande (OR = 6,45). A nivel diagnóstico, las probabilidades de presentar hipermovilidad fueron significativamente mayores en autismo, TDAH y aún mayor en Tourette frente al grupo control. Además, el grupo neurodivergente reportó mayor carga de síntomas ortostáticos y musculoesqueléticos. Otros estudios han mostrado relaciones igualmente con un tamaño grande.
La principal aportación de este trabajo radica en mostrar que la relación entre neurodivergencia y síntomas físicos está mediada por el grado de hipermovilidad articular. Esto apunta a una vulnerabilidad sistémica compartida, donde una menor integridad del colágeno y la hipermovilidad resultante emergen como un fenotipo transdiagnóstico que modula la relación entre neurodivergencia y la carga somática con la que se manifiestas distintos síntomas como disautonomía, alteraciones interoceptivas, intolerancia ortostática, fatiga, dolor, etc. Esto a su vez puede alterar aspectos del neurodesarrollo, produciendo déficits sensoriales, psicomotores, de aprendizaje, afectivos, sociales, etc. A nivel de neuroplasticidad, esto puede reforzar circuitos de evitación, ansiedad anticipatoria o hipervigilancia somática.
Esta perspectiva permite ver la neurodivergencia de forma más integrada a nivel somático, en el cual el tejido conectivo es un factor mediador clave de la percepción corporal, la interocepción y la integración sensorial. A nivel clínico, la evaluación de hipermovilidad y disautonomía en adultos con trastornos del neurodesarrollo podría mejorar la detección de síntomas no explicados, reducir el sesgo psicogénico y guiar estrategias terapéuticas más integradas. A nivel clínico, esto supone que la terapia dirigida a la exposición somática, propioceptiva, cinestésica, etc, podría ser terapéutica a nivel de integración de procesos globales del sistema nervioso en distintos trastornos, podría disminuir la tendencia evitativa de trastornos como autismo, etc. No obstante, se requieren estudios con análisis genéticos, pruebas objetivas de función autonómica y neuroimagen para esclarecer los mecanismos compartidos entre neurodivergencia y disfunción somática.
Aunque la relación clínica ha sido previamente observada, no hay muchos estudios sistemáticos. Por ejemplo, un estudio realizado en Reino Unido (Csecs et al., 2022) analizó la prevalencia de hipermovilidad, intolerancia ortostática y síntomas musculoesqueléticos en adultos con diagnóstico confirmado de autismo, TDAH o Tourette, mostrando una mayor prevalencia de hipermovilidad en el grupo neurodivergente. La hipermovilidad predijo la pertenencia al grupo neurodivergente, relación que se intensificó al ajustar por sexo mostrando una relación muy grande (OR = 6,45). A nivel diagnóstico, las probabilidades de presentar hipermovilidad fueron significativamente mayores en autismo, TDAH y aún mayor en Tourette frente al grupo control. Además, el grupo neurodivergente reportó mayor carga de síntomas ortostáticos y musculoesqueléticos. Otros estudios han mostrado relaciones igualmente con un tamaño grande.
La principal aportación de este trabajo radica en mostrar que la relación entre neurodivergencia y síntomas físicos está mediada por el grado de hipermovilidad articular. Esto apunta a una vulnerabilidad sistémica compartida, donde una menor integridad del colágeno y la hipermovilidad resultante emergen como un fenotipo transdiagnóstico que modula la relación entre neurodivergencia y la carga somática con la que se manifiestas distintos síntomas como disautonomía, alteraciones interoceptivas, intolerancia ortostática, fatiga, dolor, etc. Esto a su vez puede alterar aspectos del neurodesarrollo, produciendo déficits sensoriales, psicomotores, de aprendizaje, afectivos, sociales, etc. A nivel de neuroplasticidad, esto puede reforzar circuitos de evitación, ansiedad anticipatoria o hipervigilancia somática.
Esta perspectiva permite ver la neurodivergencia de forma más integrada a nivel somático, en el cual el tejido conectivo es un factor mediador clave de la percepción corporal, la interocepción y la integración sensorial. A nivel clínico, la evaluación de hipermovilidad y disautonomía en adultos con trastornos del neurodesarrollo podría mejorar la detección de síntomas no explicados, reducir el sesgo psicogénico y guiar estrategias terapéuticas más integradas. A nivel clínico, esto supone que la terapia dirigida a la exposición somática, propioceptiva, cinestésica, etc, podría ser terapéutica a nivel de integración de procesos globales del sistema nervioso en distintos trastornos, podría disminuir la tendencia evitativa de trastornos como autismo, etc. No obstante, se requieren estudios con análisis genéticos, pruebas objetivas de función autonómica y neuroimagen para esclarecer los mecanismos compartidos entre neurodivergencia y disfunción somática.
Referencias:
Csecs, J. L. L et al, 2022. Joint hypermobility links neurodivergence to dysautonomia and pain. Frontiers in Psychiatry, 12, 786916. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2021.786916
* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.