Medicina
Los compuestos de los envases plásticos producen inflamación y daño cardiovascular

Los envases de plástico pueden liberar compuestos químicos al alimento, un efecto que se intensifica con aspectos como el calor, el tipo de alimento, la duración del contacto, etc. Estudios preclínicos muestran que algunos de estos compuestos pueden actuar como disruptores endocrinos, pudiendo producir disbiosis intestinal, y un aumento del estrés oxidativo y de la inflamación crónica en el organismo. Revisiones sistemáticas recientes han encontrado una relación entre la exposición a estos compuestos y un mayor riesgo de enfermedades metabólicas, neurológicas, cardiovasculares, reproductivas y problemas neonatales.
Un estudio reciente (Wu et al., 2024) evaluó el efecto de la exposición aguda a compuestos liberados de envases en ratas. El estudio experimental evaluó el agua consumida por las ratas durante tres meses provenientes de envases desechables de plástico sometidos a calor, y un grupo control sin plástico. Se realizaron tres grupos cuyo agua provenía de la exposición a un envase plástico durante diferente tiempo para favorecer la migración de sustancias (agua hirviendo durante 1, 5 o 15 minutos). Posteriormente el agua fue transferida a una botella de vidrio añadiéndose al bebedero de las ratas tras alcanzar una temperatura ambiente. Se midieron biomarcadores de inflamación, estrés oxidativo y daño miocárdico, además de alteraciones metabólicas y cambios en la microbiota intestinal mediante secuenciación genética. También se analizaron metabolitos circulantes y se examinaron alteraciones estructurales en el tejido cardíaco mediante microscopía electrónica y tinción histológica.
Tras tres meses, se detectaron alteraciones estructurales en el miocardio, incluyendo infiltración de células inflamatorias, degeneración de fibras musculares y daño mitocondrial. Se evidenció un aumento de los biomarcadores inflamatorios y estrés oxidativo, mientras que la actividad antioxidante disminuyó. Asimismo, se registraron niveles elevados de homocisteína. A nivel de microbiota intestinal, se evidenció una alteración significativa en la diversidad beta, con un incremento en la abundancia relativa de Prevotella_9 y Ruminococcus Gnavus, bacterias vinculadas con inflamación y disbiosis. También se observó una reducción de bacterias asociadas a efectos antiinflamatorios. Adicionalmente, el análisis metabolómico mostró cambios en vías metabólicas asociadas con inflamación y disfunción cardiovascular. No hubo diferencias en las observaciones con los diferentes tiempos de exposición, lo que implica que existe una rápida migración de los envases plásticos.
En conclusión, el estudio preclínico en modelos animales muestra que los lixiviados plásticos producen inflamación sistémica, estrés oxidativo, daño mitocondrial y alteran la microbiota intestinal, mecanismos que podrían ser clave en la toxicidad cardiovascular inducida por plásticos. Estos resultados son consistentes con estudios previos que han vinculado los disruptores endocrinos presentes en plásticos con aterosclerosis, disfunción endotelial y daño en el músculo cardíaco. Algunos estudios patológicos en humanos han mostrado resultados preocupantes. El presente estudio no obstante presenta algunas limitaciones, como la falta de análisis sobre distintas condiciones de migración en alimentos y bebida, así como de la bioacumulación y distribución de partículas plásticas en el organismo. Por tanto, se necesitan investigaciones que permitan profundizar en todos estos aspectos. Los resultados no obstante muestran la necesidad de aumentar la transparencia sobre la composición de los envases plásticos, y de limitar el uso de estos materiales, particularmente en contacto con alimentos calientes.
Un estudio reciente (Wu et al., 2024) evaluó el efecto de la exposición aguda a compuestos liberados de envases en ratas. El estudio experimental evaluó el agua consumida por las ratas durante tres meses provenientes de envases desechables de plástico sometidos a calor, y un grupo control sin plástico. Se realizaron tres grupos cuyo agua provenía de la exposición a un envase plástico durante diferente tiempo para favorecer la migración de sustancias (agua hirviendo durante 1, 5 o 15 minutos). Posteriormente el agua fue transferida a una botella de vidrio añadiéndose al bebedero de las ratas tras alcanzar una temperatura ambiente. Se midieron biomarcadores de inflamación, estrés oxidativo y daño miocárdico, además de alteraciones metabólicas y cambios en la microbiota intestinal mediante secuenciación genética. También se analizaron metabolitos circulantes y se examinaron alteraciones estructurales en el tejido cardíaco mediante microscopía electrónica y tinción histológica.
Tras tres meses, se detectaron alteraciones estructurales en el miocardio, incluyendo infiltración de células inflamatorias, degeneración de fibras musculares y daño mitocondrial. Se evidenció un aumento de los biomarcadores inflamatorios y estrés oxidativo, mientras que la actividad antioxidante disminuyó. Asimismo, se registraron niveles elevados de homocisteína. A nivel de microbiota intestinal, se evidenció una alteración significativa en la diversidad beta, con un incremento en la abundancia relativa de Prevotella_9 y Ruminococcus Gnavus, bacterias vinculadas con inflamación y disbiosis. También se observó una reducción de bacterias asociadas a efectos antiinflamatorios. Adicionalmente, el análisis metabolómico mostró cambios en vías metabólicas asociadas con inflamación y disfunción cardiovascular. No hubo diferencias en las observaciones con los diferentes tiempos de exposición, lo que implica que existe una rápida migración de los envases plásticos.
En conclusión, el estudio preclínico en modelos animales muestra que los lixiviados plásticos producen inflamación sistémica, estrés oxidativo, daño mitocondrial y alteran la microbiota intestinal, mecanismos que podrían ser clave en la toxicidad cardiovascular inducida por plásticos. Estos resultados son consistentes con estudios previos que han vinculado los disruptores endocrinos presentes en plásticos con aterosclerosis, disfunción endotelial y daño en el músculo cardíaco. Algunos estudios patológicos en humanos han mostrado resultados preocupantes. El presente estudio no obstante presenta algunas limitaciones, como la falta de análisis sobre distintas condiciones de migración en alimentos y bebida, así como de la bioacumulación y distribución de partículas plásticas en el organismo. Por tanto, se necesitan investigaciones que permitan profundizar en todos estos aspectos. Los resultados no obstante muestran la necesidad de aumentar la transparencia sobre la composición de los envases plásticos, y de limitar el uso de estos materiales, particularmente en contacto con alimentos calientes.
Wu, Y et al, 2024. Effects of leachate from disposable plastic takeout containers on the cardiovascular system after thermal contact. Ecotoxicology and Environmental Safety, 288, 117383. https://doi.org/10.1016/j.ecoenv.2024.117383
* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.