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El ejercicio físico reduce el dolor menstrual en dismenorrea primaria

La dismenorrea primaria es común en la mujer en edad reproductiva, caracterizándose por dolor menstrual intenso asociado a una elevada producción de prostaglandinas, lo que genera contracciones uterinas y activación de nociceptores. La dismenorrea afecta a la calidad de vida, el desempeño escolar y laboral, y representa una carga económica considerable. Los fármacos analgésicos como antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son el tratamiento habitual, pero su eficacia varía y su uso frecuente implica riesgos para la salud. Terapias físicas y distintos tipos de ejercicio han mostrado potencial terapéutico para reducir el dolor mediante mecanismos diversos como la secreción de endorfinas, la relajación de la musculatura, o la reducción de la inflamación. También existen efectos psicológicos asociados al ejercicio físico que pueden disminuir la experiencia de dolor, como la reducción del estrés o la mejora del estado de ánimo.

Un meta-análisis en red reciente (Tsai et al., 2024) evaluó la eficacia de distintos ejercicios para reducir el dolor menstrual en mujeres con dismenorrea primaria. Se incluyeron 29 ensayos controlados aleatorizados con casi 2.000 mujeres, mayoritariamente entre 15 y 26 años. Las participantes de los estudios fueron asignadas aleatoriamente a diferentes tipos de relajación (mediante automasaje o respiración profunda), entrenamiento de fuerza, actividad aeróbica, yoga, ejercicios mixtos, maniobras de Kegel, o a un grupo de control sin intervención o con cuidados habituales. Se midió la intensidad del dolor mediante la escala visual analógica (EVA), con evaluaciones generalmente a las 4 y 8 semanas. También se analizó la tasa de abandono a las 8 semanas como indicador de viabilidad.

Los resultados mostraron que todas las modalidades de ejercicio físico lograron reducir significativamente el dolor menstrual en comparación con grupos control, mostrando un efecto grande. Los ejercicios de relajación, como el automasaje abdominal y la relajación muscular progresiva, fueron los más efectivos a las 4 semanas, seguidos por el entrenamiento de fuerza, la actividad aeróbica y el yoga. A las ocho semanas, todas las modalidades mostraron eficacia de forma significativa, con una ventaja de los ejercicios de relajación y los ejercicios mixtos. El resto de ejercicios tuvieron una eficacia algo menor que los ejercicios de relajación y mixtos, sin grandes diferencias entre ellos. Respecto a la adherencia, los ejercicios de relajación presentaron las tasas más altas, mientras que las demás modalidades no difirieron significativamente del grupo control.

En conclusión, este meta-análisis sugiere que el ejercicio físico es una estrategia efectiva para aliviar el dolor menstrual en mujeres con dismenorrea primaria. Los ejercicios de relajación son particularmente eficaces y bien aceptados, con un efecto visible a más corto plazo, lo que resalta su potencial como práctica accesible. El estudio presenta algunas limitaciones, como una población predominantemente asiática, un enfoque en mujeres con ciclos menstruales regulares y variaciones en los protocolos de ejercicio, lo que puede limitar la generalización de los hallazgos. No obstante, la calidad de los estudios es generalmente adecuada, con un porcentaje minoritario de estudios presentando un alto riesgo de sesgo. Futuros estudios deben investigar su efectividad en poblaciones más diversas.
Referencias:
Tsai, I.‑C. Et al, 2024. Comparative effectiveness of different exercises for reducing pain intensity in primary dysmenorrhea: A systematic review and network meta-analysis of randomized controlled trials. Sports Medicine - Open, 10(63). https://doi.org/10.1186/s40798-024-00718-4

* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.
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