Medicina
El ejercicio físico disminuye la mortalidad en cáncer de colon

Un ensayo clínico controlado demuestra que el ejercicio físico reduce la recurrencia y la mortalidad en pacientes con cáncer de colon. El estudio aporta evidencia sólida de que aumentar la actividad física tras la quimioterapia mejora la supervivencia, por lo que es un hallazgo altamente relevante que debe ser introducido en las guías clínicas de todo el mundo.
Como mecanismos, el ejercicio físico mejora la actividad inmune, por ejemplo la eficacia de células NK y linfocitos T. Adicionalmente, la actividad física produce mejoras sistémicas en el organismo a nivel de metabolismo, disminuyendo hormonas que favorecen un entorno proliferativo e inflamatorio, como la insulina o IGF-1 (cuando existe resistencia en particular), adipokinas, prostaglandinas y citokinas inflamatorias (TNF-a, etc). El ejercicio también produce cambios favorables a nivel de la microbiota, y mejora la capacidad de respuesta general del organismo, disminuyendo con ello la probabilidad de recurrencias, y aumentando la supervivencia al cáncer. Los hallazgos de este estudio van a aplicar a otros tipos de cáncer que, en particular, como el cáncer de colon, tienen un carácter metabólico sistémico. Otra cosa es que se quiera estudiar, o se quiera seguir mirando a otro lado.
Más aún, lo mismo que se ha hallado en este estudio con el ejercicio físico es de esperar que suceda con la nutrición, dado que se dirige a mecanismos comunes en buena medida. El día que se quieran hacer estudios controlados, se encontrará igualmente que la alimentación influye en el pronóstico y en la mortalidad. Ejercicio y alimentación deberían ir en conjunto, siendo esperable un efecto terapéutico aún mayor. Que esto sorprenda a alguien solo muestra, lo siento mucho, la ignorancia y el adoctrinamiento existente en medicina respecto a las causas de las enfermedades y su manejo clínico. Pese a que nos satisface que el tiempo nos de la razón, es doloroso que los pacientes no reciban de forma sistemática información fundamental que afecta profundamente a su pronóstico. Estos "descuidos", respecto a lo que se investiga, lo que existe en las guías clínicas, en la información que se le da a los pacientes, y los tratamientos que financia el sistema de salud, no son inocentes. El asesoramiento nutricional actual en oncología se realiza mayoritariamente bajo las mismas guías médicas con una visión absoleta de la nutrición, de espaldas a la fisiopatología del cáncer, las cuales frecuentemente no pasan de ser pautas hipercalóricas sin más criterio, a menudo dietas simplemente infames.
Finalizamos con las palabras de la jefe médico de la Asociación Americana de Oncología Clínica, en cuya reunión anual en Chicago se presentó este estudio: muchos tratamientos farmacológicos se aprueban con menos beneficio sobre la supervivencia que el ejercicio físico, teniendo además mayores efectos tóxicos sobre el organismo. Llevamos décadas diciendo esto. Sin embargo, decir algunas verdades conlleva el riesgo de recibir respuestas bastante agresivas, a través de "médicos influencers" (pagados por farmacéuticas), prensa médica (pagada por farmacéuticas), otras veces simplemente médicos y otras personas que no comprenden bien el carácter sistémico de las patologías, y no saben nada más allá de la prescripción de fármacos. El adoctrinamiento y la censura de aquello que no conviene a "la ciencia" se ha hecho bastante evidente en los últimos años. Sin embargo, mucha gente sigue ganando mucho dinero para ignorar o directamente tapar lo que no conviene que se comprenda.
FISIOPATOLOGÍA Y MECANISMOS
El sistema inmune supone una primera línea de defensa contra el cáncer. Las células inmunes son parte esencial no solo contra los patógenos externos, sino también vigilando las células del organismo, eliminando células defectuosas y dañadas, las cuales pueden ser pre-cancerosas y desarrollar malignidad. La actividad física potencia y modula el sistema inmune, optimizando su funcionalidad. Adicionalmente, el ejercicio físico también regula el entorno metabólico del organismo, el cual favorece un entorno pro-tumoral, cuando existe un perfil inflamatorio y disbiótico, asociado a malos hábitos de vida, mala alimentación, una composición corporal inflamatoria (baja masa muscular y alta masa grasa centralizada), etc. Mientras que un número significativo de estudios observacionales han mostrado consistentemente una mayor supervivencia al cáncer, no se han puesto en marcha un número significativo de estudios controlados que permitan objetivar estos hallazgos.ESTUDIO
Un ensayo clínico en fase 3 realizado en 55 centros principalmente en Canadá y en Australia (Courneya et al., 2025) analizó el impacto de un programa estructurado de ejercicio en pacientes con cáncer de colon estadio III o II de alto riesgo tras la quimioterapia adyuvante. Se incluyeron 889 pacientes de 19 a 84 años, asignados aleatoriamente a un grupo con ejercicio físico y materiales educativos, o a un grupo control que solo recibió materiales educativos sobre salud y actividad física. El programa buscó aumentar la actividad física recreativa mediante sesiones de ejercicio supervisado y apoyo conductual. Los pacientes podían escoger el tipo de actividad (por ejemplo, caminata rápida o ciclismo), la frecuencia, la intensidad (moderada o vigorosa) y la duración, con un objetivo de incrementar al menos 10 MET-horas/semana la actividad física semanal (equivalente a producir un gasto energético extra de 700 kcal por semana en una persona de 70 kg). Se incluyeron algunas sesiones obligatorias en los primeros meses, continuando con apoyo quincenal y luego mensual durante dos años.Durante el seguimiento se emplearon cuestionarios validados (SF-36), así como pruebas físicas funcionales, mediciones antropométricas y registros de adherencia. El resultado principal del estudio fue la evaluación de la supervivencia libre de enfermedad, complementado con la supervivencia global, así como otras medidas secundarias (calidad de vida, marcadores biológicos, etc). Se aplicaron análisis por intención de tratar y modelos de regresión, con un seguimiento medio de 7,9 años.RESULTADOS PRINCIPALES
El grupo de ejercicio mostró una supervivencia libre de enfermedad superior al grupo control casi un 30% menor (HR: 0.72). La supervivencia global también fue mayor (HR: 0.63). El número de nuevos tumores primarios fue prácticamente la mitad en el grupo que realizó ejercicio. El número de muertes por cualquier causa fueron más de un 60% mayores en el grupo control respecto al grupo de ejercicio físico. Los pacientes que realizaron el programa aumentaron progresivamente su nivel de actividad física, con incrementos de entre 5,2 y 7,4 MET-horas/semana respecto al grupo control, además de mejoras en la capacidad cardiorrespiratoria. Debe tenerse en cuenta que el grupo de control no permaneció sedentario, y también aumentó su actividad física y registros fisiológicos, aunque en menor medida que el grupo de intervención. Esto supone que las diferencias entre personas que realizan actividad física y personas completamente sedentarias sobre la supervivencia deben ser aún mayores que las registradas en este estudio. En conjunto, el estudio muestra que el ejercicio físico, tras el tratamiento oncológico reduce casi un 30% el riesgo de recurrencia y casi un 40% el riesgo relativo de muerte por cualquier causa.CONCLUSIÓN Y RELEVANCIA CLÍNICA
Para nosotros este estudio es agridulce. Es inconcebible que se haya pretendido ignorar esto, relegarlo a un segundo plano, o aceptarlo con la boca pequeña. Por nuestra parte, desde hace más de una década en nuestros temarios está descrito no solo que el ejercicio físico debe ser un elemento fundamental del tratamiento del cáncer, sino también que gran parte de las patologías crónicas que nos afectan son producidas por una misma base subyacente: mala salud metabólica (disbiosis, inflamación, disfunción inmune, etc). Esto es así para enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas, autoinmunes, cáncer, etc. La comprensión y tratamiento de toda patología por tanto debe partir de aquí en primer lugar (composición corporal, alimentación, microbiota, modulación inmune, etc).Como mecanismos, el ejercicio físico mejora la actividad inmune, por ejemplo la eficacia de células NK y linfocitos T. Adicionalmente, la actividad física produce mejoras sistémicas en el organismo a nivel de metabolismo, disminuyendo hormonas que favorecen un entorno proliferativo e inflamatorio, como la insulina o IGF-1 (cuando existe resistencia en particular), adipokinas, prostaglandinas y citokinas inflamatorias (TNF-a, etc). El ejercicio también produce cambios favorables a nivel de la microbiota, y mejora la capacidad de respuesta general del organismo, disminuyendo con ello la probabilidad de recurrencias, y aumentando la supervivencia al cáncer. Los hallazgos de este estudio van a aplicar a otros tipos de cáncer que, en particular, como el cáncer de colon, tienen un carácter metabólico sistémico. Otra cosa es que se quiera estudiar, o se quiera seguir mirando a otro lado.
Más aún, lo mismo que se ha hallado en este estudio con el ejercicio físico es de esperar que suceda con la nutrición, dado que se dirige a mecanismos comunes en buena medida. El día que se quieran hacer estudios controlados, se encontrará igualmente que la alimentación influye en el pronóstico y en la mortalidad. Ejercicio y alimentación deberían ir en conjunto, siendo esperable un efecto terapéutico aún mayor. Que esto sorprenda a alguien solo muestra, lo siento mucho, la ignorancia y el adoctrinamiento existente en medicina respecto a las causas de las enfermedades y su manejo clínico. Pese a que nos satisface que el tiempo nos de la razón, es doloroso que los pacientes no reciban de forma sistemática información fundamental que afecta profundamente a su pronóstico. Estos "descuidos", respecto a lo que se investiga, lo que existe en las guías clínicas, en la información que se le da a los pacientes, y los tratamientos que financia el sistema de salud, no son inocentes. El asesoramiento nutricional actual en oncología se realiza mayoritariamente bajo las mismas guías médicas con una visión absoleta de la nutrición, de espaldas a la fisiopatología del cáncer, las cuales frecuentemente no pasan de ser pautas hipercalóricas sin más criterio, a menudo dietas simplemente infames.
Finalizamos con las palabras de la jefe médico de la Asociación Americana de Oncología Clínica, en cuya reunión anual en Chicago se presentó este estudio: muchos tratamientos farmacológicos se aprueban con menos beneficio sobre la supervivencia que el ejercicio físico, teniendo además mayores efectos tóxicos sobre el organismo. Llevamos décadas diciendo esto. Sin embargo, decir algunas verdades conlleva el riesgo de recibir respuestas bastante agresivas, a través de "médicos influencers" (pagados por farmacéuticas), prensa médica (pagada por farmacéuticas), otras veces simplemente médicos y otras personas que no comprenden bien el carácter sistémico de las patologías, y no saben nada más allá de la prescripción de fármacos. El adoctrinamiento y la censura de aquello que no conviene a "la ciencia" se ha hecho bastante evidente en los últimos años. Sin embargo, mucha gente sigue ganando mucho dinero para ignorar o directamente tapar lo que no conviene que se comprenda.
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Referencias:
Courneya, K. S. et al, 2025. Structured exercise after adjuvant chemotherapy for colon cancer. The New England Journal of Medicine. https://doi.org/10.1056/NEJMoa2502760
https://www.theguardian.com/society/2025/jun/01/exercise-better-tha...