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Dieta DASH y mediterránea superan a la restricción de sodio para disminuir la tensión arterial

Ainhoa Pérez Escobedo
Ainhoa Pérez Escobedo
Psicóloga, Dietista. Máster Neurociencia ICNS
    Alfonso Bordallo
MPH, MSc.
Un ensayo clínico ha comparado el efecto de una dieta mediterránea o DASH reducidas en sodio en la tensión arterial de personas con hipertensión grado 1. Los resultados muestran que una buena alimentación supera a la mera restricción de sodio para el manejo de la hipertensión.

FISIOPATOLOGÍA Y MECANISMOS

La hipertensión arterial es una condición fisiológica crónica que aumenta el riesgo de infarto, ictus, daño renal y es uno de los principales factores de riesgo de mortalidad. La restricción de sodio ha sido una de las principales recomendaciones médicas para disminuir la hipertensión. Sin embargo, la regulación de la tensión arterial combina factores genéticos, hemodinámicos, neuroendocrinos, inflamatorios, metabólicos, ambientales, etc. Esto implica, que existen diferentes vías para reducir la hipertensión, y la recomendación de reducir el sodio es un abordaje muy parcial. La dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension o Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión) ha sido creada específicamente para el manejo de la hipertensión. Es una dieta rica en frutas, verduras, legumbres y lácteos bajos en grasa, se caracteriza por su abordaje con un bajo contenido de sodio y de grasas, particularmente saturadas. Distintos estudios controlados realizados en los últimos años han evaluado su efecto sobre la hipertensión.

ESTUDIO

Un ensayo clínico aleatorizado y controlado (Filippou et al., 2023) ha comparado la eficacia de la dieta DASH y la dieta mediterránea, ambas con restricción de sodio, frente a la restricción de sodio aislada. Se incluyeron 240 adultos hasta 65 años, con presión arterial normal-alta o hipertensión grado 1 sin medicación., quienes fueron asignados a 4 grupos. Tanto el grupo de restricción de sodio, como el grupo de dieta mediterránea y el grupo de dieta DASH recibiendo formación para limitar el consumo diario de sodio a menos de 2.000 mg (5 gramos de sal), recibiendo menús adaptados a sus necesidades calóricas y formación por un dietista clínico. El grupo de control solo recibió consejos generales en una sesión breve y mediciones de seguimiento. Los participantes no debían no modificar su actividad física, ni reducir su peso corporal. Las evaluaciones incluyeron mediciones antropométricas, cuestionarios dietéticos y de actividad física, y presión arterial en consulta y por monitorización ambulatoria de 24 horas. También se recogieron muestras de sangre y orina en ayunas. El desenlace principal fue el cambio en la presión arterial sistólica; los secundarios, cambios en la presión diastólica, cambios en la monitorización ambulatoria, así como parámetros antropométricos. La adherencia dietética fue controlada mediante biomarcadores urinarios.

RESULTADOS PRINCIPALES

Los resultados mostraron reducciones amplias en la tensión arterial sistólica y diastólica en los grupos de intervención frente al grupo de control. La dieta mediterránea con restricción de sodio obtuvo la mayor disminución en la presión sistólica, seguida de la dieta DASH, y finalmente la restricción de sal aislada. Para la presión diastólica, las dietas mediterránea y DASH lograron descensos superiores a los de la restricción de sal, sin diferencias significativas entre ellas. En la monitorización ambulatoria, ambas dietas redujeron de forma similar y significativa la presión sistólica promedio. Además, se observó que la dieta mediterránea logró mayor reducción en la presión diastólica promedio durante el día y la noche, aunque no siempre con diferencias significativas respecto a la dieta DASH. Estos hallazgos fueron consistentes en los subgrupos según la presión arterial inicial, confirmando la superioridad de las dietas combinadas sobre la restricción aislada. La adherencia fue elevada, y no se observaron cambios en el peso corporal ni en la actividad física, apoyando que las mejoras en la presión arterial derivaron principalmente de las modificaciones dietéticas.

CONCLUSIÓN Y RELEVANCIA CLÍNICA

El estudio refleja que el efecto de la alimentación sobre la tensión arterial no es un efecto reducible a la ingesta de sodio, dado que los grupos que realizaron dietas DASH y Mediterránea baja en sodio redujeron su tensión arterial muy por encima del grupo de restricción de sodio aislado. Sin embargo, al no existir grupos de dieta DASH y Mediterránea sin restricción de sodio, el estudio no permite aclarar completamente el papel del sodio dentro de una alimentación saludable. Es decir, si es más importante la reducción del sodio o la alimentación, el mayor aporte de minerales moduladores de la tensión arterial como potasio, magnesio, etc. No obstante, la propia autora de este estudio había publicado previamente una revisión sistemática sobre el efecto de la dieta DASH en la hipertensión, con resultados "paradójicos" si se asume una relación lineal entre la restricción de sodio y la disminución de la tensión arterial. Filippou encontró un mayor descenso en la tensión arterial con dietas con una restricción de sodio más moderada. Por tanto este asunto es mucho más complejo de lo que se ha asumido clásicamente en medicina. Cuando se analizan los componentes alimentarios de las dietas DASH y mediterránea, ambas están basadas en un alto consumo de verduras, legumbres, cereales integrales, frutas, además de una reducción de alimentos procesados, carnes rojas y azúcares añadidos. La principal diferencia entre ambos patrones alimentarios es que la dieta DASH en general se basa en una menor ingesta de grasa que la mediterránea. Por lo demás, pueden llegar a ser patrones alimentarios muy similares, dependiendo de los alimentos de cada región. Una parte de la reducción de la tensión arterial va a provenir simplemente del entorno antiinflamatorio y antioxidante proporcionado por este tipo de alimentos. Simplemente el hecho de reducir alimentos ultraprocesados y azúcares, aumentando el consumo de vegetales frescos y algunas grasas como aceite de oliva virgen extra, ya es antihipertensivo y nos acercamos a una dieta mediterránea o DASH, sin que el nombre formal del patrón dietético tenga mayor relevancia. No obstante, las reducciones en este ensayo clínico están muy por encima de las reducciones mostradas en otros estudios, por lo que los resultados deben interpretarse en conjunto con la evidencia general de los distintos ensayos clínicos y revisiones sistemáticas realizadas, que arrojan un panorama más complejo de lo que se asume.

Finalmente, debe comprenderse que el objetivo no es reducir la tensión arterial per se, sino reducir la mortalidad. Por ello, la salud cardiometabólica, y el riesgo cardiovascular de las personas, va más allá de restringir sodio y reducir cifras de tensión arterial. Dejamos esta cuestión para otro artículo dada la complejidad del tema, y lo conflictivo de la evidencia científica sobre este asunto. No obstante, la tensión arterial depende de la salud metabólica general, dependiendo de factores como la microbiota, la composición corporal, la masa muscular, la masa grasa visceral, el nivel de inflamación sistémica, el estrés oxidativo, etc, etc. Por ello, no todo el mundo muestra buenas respuestas con una simple recomendación alimentaria de seguir un patrón mediterráneo o similar. Si existe una pobre respuesta inicial, debe realizarse un abordaje progresivo de nutrición clínica dirigido a distintas vías metabólicas (mejora del eje microbiota–inflamación–presión arterial, introducción de nutrientes específicos que actúen sobre distintas vias, etc).
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Referencias:
Filippou, C et al, 2023. DASH vs. Mediterranean diet on a salt restriction background in adults with high normal blood pressure or grade 1 hypertension: A randomized controlled trial. Clinical Nutrition, 42(8), 1807–1816. https://doi.org/10.1016/j.clnu.2023.08.011

* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.
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