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Byung-Chul Han. Psicopolítica.

Byung-Chul Han (1959-) es un filósofo surcoreano que escribió su obra Psicopolítica en 2014. En este libro, el autor analiza cómo el neoliberalismo y las tecnologías digitales transforman la libertad en una herramienta de autoexplotación y sometimiento. El Big Data instaura un régimen de control invisible que permite condicionar la psique, y con ello el control total de la población. Esto es lo que Byung-Chul Han denomina psicopolítica. Las emociones y la subjetividad son instrumentalizadas para perpetuar el dominio del sistema.

NEOLIBERTAD Y NEOEXPLOTACIÓN

La libertad solo puede llegar de la posibilidad de desviarse de una finalidad. Así más capital produce más movimiento de capital, pero no produce mayor libertad como capacidad de desviarse de la finalidad impuesta. No existe una decisión libre, sino una elección de ofertas que proporciona el sistema neoliberal. Marx ya entendió que la libertad que prometía el capital no era la de la persona, sino la de capital. La persona solo es un medio de transporte del mismo, y una forma para reproducirlo. "El individuo libre es degradado a órgano sexual del capital". Esto es así en cuanto las personas son usadas para su reproducción y diseminación. De aquí se sigue la biopolítica. La demografía, el ser humano, solo son instrumentos para reproducir el capital. El capital "realiza su producción relacionándose consigo mismo", acaparando a la persona como transporte para su diseminación. Así, el sujeto neoliberal es una empresario de sí mismo. Como tal, no es capaz de establecer relaciones con otras personas que estén libres de un propósito instrumental, "entre empresarios no surge una amistad sin fin alguno". La libertad neoliberal es por ello una libertad del aislamiento.

La izquierda mitificó el trabajo como opuesto al capital, funcionando como el reverso de lo mismo, dos caras de la misma moneda, dice Byung-Chul Han. No ha nacido ningún reino de la libertad con el desarrollo ni de la dialéctica de las fuerzas productivas. Solo surge una nueva relación de explotación. La dialéctica del amo y el esclavo de Hegel es una totalización del trabajo. El trabajo no hace libre al esclavo de Hegel, y el propio esclavo de Hegel también obliga al amo a trabajar. El yo como proyecto de subjetivacion del individuo actual es un nuevo proyecto de sometimiento. Es una especie de religión que no permite la expiación, no es posible liquidar deudas, ni dejar de auto explotarse.

Mientras que Marx pensaba que las fuerzas productivas irremediablemente entraban en conflicto con las relaciones de propiedad anticuadas para las nuevas formas de producción, y que esto terminaría con el capitalismo, contrariamente, el capital es la condición intrínseca, una metafísica operativa que no asienta únicamente en relaciones objetivas de producción. Por ello, sobrepasa lo material, escapando de la contradicción materialista. Así el neoliberalismo es la mutación del capitalismo, y el individuo neoliberal el sujeto de autoproducción ilimitada que elimina la distinción entre proletariado y burguesía. Ahora podría decirse que solo existe una clase personas que se autoexplotan con distintos niveles de éxito. El poder hacer genera más coacción que el deber de la sociedad disciplinaria de la fábrica y la escuela. Mientras que el deber es limitado, el poder hacer es ilimitado.


LA SOCIEDAD ESTADÍSTICA

Voltaire y otros teóricos de la Ilustración pretendieron establecer un objetivismo de datos contra el subjetivismo, las narrativas y los mitos. Con los "datos objetivos", de la razón estadística, la teoría sobra. La biopolítica y el Big Data son la consecuencia previsible. La ilustración acaba convirtiéndose en barbarie. La razón estadística fundada en Rosseau pretende explicar la voluntad general era mera suma de las diferencias. Por tanto algo calculable que no requiere política. No hay discurso, solo hechos. Con ello no hay moral. El aumento de los ciudadanos era para Rousseau la medida del buen gobierno. La idea de la objetividad de los datos es en sí mismo una ideología, la cual no conduce a la libertad proclamada, sino contrariamente, al mayor control posible, precisamente, mediante el uso de esos datos. La lucha contra lo subjetivo se convierte progresivamente en un regimen totalitario de esclavitud. Para destruir los mitos acaba produciendo su propia mitología, "una barbarie de los datos". No se persigue el conocimiento de la vida, se persigue el dominio cosas. Nietzsche se mostró contrario "cuán vulgar y repugnantemente uniforme es la masa".

Este "dataísmo" es nihilismo, renuncia totalmente al sentido. El Big Data es conocimiento de dominación que permite condicionar la psique, y con ello el control total de la población. Esto es lo que Byung-Chul Han denomina psicopolítica. El Big Data permite hacer pronósticos y los pronósticos permiten tomar el control del comportamiento humano. La decisión de las personas y la dirección de las sociedades se positiviza. La persona es una cosa cuantificable, medible controlable. La vida simplemente se programa. "El Big Data anuncia el fin de la persona y de la voluntad libre".

El Big Data es puramente aditivo, mientras que la teoría es una forma de conocimiento narrativa, una totalidad en la que las partes son integradas. Ese proceso es la unidad fundadora de sentido. Ese sentido es lo humano. Sin lo humano, el mundo es meramente aditivo, una ejecución de procesos. La cuantificación de datos expulsa al espíritu del conocimiento. A y B no se explican en sí mismos, son "momentos de un tercero superior". La comprensión de las cosas solo es posible a nivel de concepto, y el concepto es, en palabras de Hegel, lo que habitan las cosas, lo que hace que las cosas sean lo que son y lo que permite concebir un objeto. Son por tanto el devenir consciente de su concepto. El Big Data arranca el proceso de aprehensión del concepto y el espíritu, en forma de silogismo, que es necesariamente una narración en primera persona.


PODER Y DISCIPLINA

La población es una masa de producción y reproducción, y las tasas de natalidad y mortalidad eran instrumentalizadas para mantener una biopolítica de la demografía que pueda sostener el capital, los impuestos, la inflación, etc, etc. El poder disciplinario crea al sujeto obediente con una relación de docilidad-utilidad. El poder disciplinario consistía en gran parte en la reclusión. Sin embargo, el poder no se ejerce necesariamente en forma de coacción, puede infiltrarse en todo aspecto de la vida y ejercer su acción en la normalidad. Ya Foucault había descrito la asombrosa similitud entre las escuelas, las cárceles, las fábricas, los hospitales y los cuarteles. "Cuanto mayor es el poder más silenciosamente actúa".

El entramado de dominación permanece oculto y las personas creen vivir en un mundo libre. "El sujeto sometido no es siquiera consciente de su sometimiento". El poder disciplinario que necesita una coacción explícita es un poder arcaico que no cuenta con las tecnologías de control social y dominio con las que los gobiernos modernos cuentan. La negación de la libertad puede no ser explícita ni coactiva, sino realizarse mediante incentivos para orientar la conducta. "Complacer y colmar. En lugar de hacer a los hombres sumisos, intenta hacerlos dependientes". Es más eficiente la técnica de poder que produce sometimiento mediante un programa social de incentivos que funcionan como anzuelo. Así se logra el autosometimiento "voluntario" de las personas, dirigiendo su conducta hacia las pretensiones del sistema. El sistema de disciplina eficiente explota los sentimientos. Antes que la coacción, usa la seducción. Explota la psicología humana, en lugar de simplemente disciplinarla.

El Gran Hermano y el panóptico de Bentham no tienen acceso al pensamiento. La técnica ortopédica disciplinaria no es capaz de penetrar bien en la psique con la disciplina de los cuerpos. El control biopolítico de la población sigue siendo un elemento clave del capitalismo. pero la demografía y el economicismo biopolítico no permitían una psicografía. El Big Data permite penetrar en las capas profundas de la psique para predecir y programar su comportamiento. Se produce un psicoprograma individual y un psicoprograma colectivo. La sala de interrogatorio de la sociedad disciplinaria es sustituida por el smartphone con el que la persona se interroga a sí misma, todo el tiempo, en todas partes.

El Dr Ewen Cameron intentó generar una tabular rasa de personalidad mediante crueles experimentos de administración de electro shock tratando de borrar su memoria. Todo ello financiado por el gobierno de Estados Unidos. En la sociedad disciplinaria la psiquiatría era también coactiva, ortopédica, intentaba aniquilar el contenido psíquico. En cambio, la psicopolítica persigue la positividad, utiliza el" me gusta", intenta seducir el alma.


SOCIEDAD EN RED Y TECNOLOGIAS DEL YO

El capitalismo de la fábrica se expandió sobrepasando el trabajo. El sistema progresivamente fue abarcando también el ocio, la comunicación, las relaciones entre personas, incluso el valor estético. Hay un paso de las tecnologías disciplinarias a las tecnologías del yo. No se persigue una simple disciplina del cuerpo, sino una modificación del ser, el yo como objeto de arte, apariencia engañosa que persigue en dicha estética también la autoexplotación. La optimización personal coincide con la optimización del sistema. Se suceden así servicios para la autoexplotación del yo: management personal, inteligencia emocional, coaching de liderazgo, entrenador motivacional, autoayuda de la autoexplotación. Toda introspección busca la dominación. Toda la vida de la persona es así controlada por el capitalismo del todo. Los datos y los procesos actúan todo el tiempo. No solo a nivel de trabajo, sino de la propia persona y de toda su vida, incluido su ocio, su psique, etc. Datos y procesos son el desgarro espiritual que sienten las personas. El entramado de dominación se ve así como libertad. La buena vida es simple "optimización personal" o cualquier otro producto de las coacciones sistémicas y de la lógica cuantitativa.

La producción moderna no es tanto de objetos físicos, como de información y programas. El trabajo disciplinado es incompatible con la producción inmaterial y la distribución en red de la sociedad actual. Si la biopolítica se dirigía a la disciplina del cuerpo, el régimen neoliberal se dirige al alma. El sistema capitalista de la producción necesitaba socializar el cuerpo. Por tanto, se dirigía a lo biológico, lo somático, la disciplina de lo corporal. Sin embargo, con el tránsito al neoliberalismo, una política dirigida a los cuerpos es sustituída por una política de lo incorpóreo, lo inmaterial. Las resistencias no son ya corporales como la sociedad disciplinaria, y, contrariamente, el cuerpo se libera del proceso productivo. Todo transcurre entre psicotecnologias que ejercen el psicopoder en un régimen psicopolítico.

La vigilancia ya no es coacción disciplinaria dentro de los muros, sino que es una necesidad interna de todo el sistema. Entregamos datos en todas partes. "Los medios sociales se equiparan cada vez más a los panopticos digitales que vigilan y explotan lo social de forma despiadada". La vigilancia y el control es automático, fluye desde las personas hacia el sistema. Bajo el lenguaje de la "diversidad", sucede lo opuesto, "la red y la comunicación total es tienen ya como tales un efecto allanador". El resultado es conformidad y uniformidad. En esta falsa diversidad del individuo está la uniformidad. Lo igual son meros agregados de individuos sin vínculos, cuya psique es programada por el dispositivo de comunicación y su exteriorización a ojos de todos. Todo ello es un proyecto de conformidad, dice Byung-Chul Han. Solo hay individuos que se explotan a si mismos. "La total conexión en red y la comunicación digital aumentan la coacción a la conformidad". Todos se vigilan a todos. Es la violencia del consenso.

La violencia existe en la propia comunicación. La comunicación alcanza su máxima velocidad allí donde no encuentra resistencia, necesita diseminarse sin oposición para poder totalizarse. "En el infierno de lo igual alcanza la comunicación su velocidad máxima". La idiosincracia es un obstáculo para la totalización del sistema, una defensa inmunológica que se opone a la circulación de información y de capital totalitaria. Quien interfiere con la diseminación de la comunicación debe ser silenciado. La inteligencia de toda persona meramente puede seguir la lógica del sistema, dado que no tiene acceso a otra cosa. Individualidad y subjetividad, no significan nada, pues ambas se dan bajo el sistema. Sócrates era un idiota, no sabía nada. Para el idiota, los demás hablan desde un acuerdo minucioso. Sin embargo, mientras que el idiota antiguo quería lo verdadero, el idiota moderno quiere convertir lo absurdo en la fuerza más poderosa del pensamiento, citando a Deleuze. El idiotismo es una praxis de libertad. El idiota es el desligado, el "desinformado". Habita en un afuera que escapa la comunicación. El idiota escapa del sistema, escapa a la coacción de conexión, "figura de la resistencia contra la violencia del consenso" y frente a la creciente "coacción de la conformidad". El idiotismo se opone al poder de dominación, a la comunicación y vigilancia totales. Sin embargo, el idiota tiene difícil comunicar, pues comunica lo incomunicable. El idiota no es individuo, ni es subjetivo. No está subjetivizado. Pertenece a lo otro.


EL CAPITALISMO DE LAS EMOCIONES

Mientras la sociedad disciplinaria se basaba en la producción, la psicopolítica se basa en disponer y tomar. La objetividad y la racionalidad de la sociedad disciplinaria llegaron a su fin. Las emociones en la sociedad disciplinaria eran más bien un estorbo. El hombre ya no es un ser racional en una sociedad estable, sin un ser sentimental sustentando en la subjetividad volátil. La uniformidad se cambia por diversidad y sentimientos. Sin embargo, debe cuestionarse de dónde proviene ese repentino interés por los sentimientos, la diversidad y la subjetivación. Las emociones son las nuevas materias primas."Hoy no consumimos cosas, sino no emociones". Las cosas no se pueden consumir infinitamente., las emociones en cambio, sí. Supone un nuevo campo de consumo con carácter infinito. La emoción se convierte en medio de producción, dado que a diferencia del capitalismo de producción, el capitalismo de consumo consume emociones y significados. Ya no hay valor de uso, ni siquiera valor de cambio, hay valor emotivo. Por otro lado, la emocionalidad es el falso sentimiento de libertad del individuo encerrado. La aceleración de la comunicación disminuye la reflexivad inicial, "favorece la emocionalización". Conduce a una dictadura de la emoción, dice Byung-Chul Han. Así, la producción y el conumo se basa en el" emotional design". En definitiva, la emoción es un falso sustituto de la libertad, barato, de fácil consumo.

El capitalismo de la emoción se apropia del juego, que debería ser lo otro del trabajo. Así se invade toda la vida de la persona. Es el proyecto de la psicopolítica. El no trabajo se transforma en consumo mediante gratificación instantánea. Así, las personas se someten al entramado de dominación también mientras juegan. También en las relaciones, mediadas por el sistema. Los me gusta y los seguidores no son relaciones humanas. Son productos de consumo que destruyen el vínculo y la comunicación humana. Con ello el tiempo libre y las relaciones humanas tienen también la dirección pretendida, con ello una determinada finalidad, bajo un control, y una ideología, etc.

Por la misma razón, "el votante en cuanto consumidor no tiene un interés real por la política." No se interesa realmente por la persona ni por la comunidad. Tampoco está dispuesto ni capacitado para ello. "Solo reacciona de forma pasiva a la política, refunfuñando y quejándose". Dicho de otra manera, el votante es transformado en consumidor que expresa su satisfacción o satisfacción con aquello que el político le vende, o le promete que le va a vender. Simplemente "ante las mercancías y los servicios que le desagradan". Así los políticos igualmente son transformados en meros proveedores o comerciales. El votante no tiene ningún interés real en la política o en la comunidad, simplemente en el consumo. El votante pasa a ser un espectador y su participación se reduce al mero escándalo. Esto funda una "democracia de espectadores". En línea con Dèbord, todo se convierte en una escenificación y en un espectáculo. Los políticos no tienen nada tangible que ofrecer contra la maquinaria del sistema, solo pueden vender lenguaje y emociones.


NEOLIBERALISMO EN BYUNG-CHUL HAN

El uso del término neoliberal de Byung-Chul Han adolece de una falta de precisión histórica y operativa del concepto, llevándolo a una sobregeneralización y reduccionismo que daña su concepto de psicopolítica. Se ha situado el origen del neoliberalismo en el ordoliberalismo de autores como el sociólogo Rüstow. En el coloquio Walter Lippmann de 1938 se criticaba el liberalismo económico clásico, proponiéndose una evolución de liberalismo bajo una regulación estatal, que se formalizó a partir de entonces con el término "neoliberalismo". Existe cierta contradicción entre la necesidad de un estado "fuerte" pero "limitado". La competitividad del mercado es necesaria para fortalecer la protección del estado, y la protección del estado es necesaria para garantizar la competitividad del mercado. Tanto neoliberales como socialdemócratas pueden satisfacer sus pretensiones. Aunque teóricamente el estado debía permanecer limitado en un régimen "neoliberal", lo que hemos vivido es una expansión innegable del estado, de su déficit, de su deuda, etc. Los impuestos suben, no disminuyen, la burocracia aumenta, no disminuye, el control institucional aumenta, no disminuye, las inspecciones y multas aumentan no disminuyen, el número de leyes aumenta, no disminuye, y el derecho se positiviza hacia la aniquilación del mismo. Las disciplinas no han perdido tanta vigencia, pese a la fachada de liberalismo del discurso occidental hasta la caída del muro de Berlín. Luego oportunamente vino el discurso progresista del igualitarismo de consumo mezclado con el individualismo emotivo-subjetivista.

También se equivoca respecto a la comunicación, y sigue viendo una descentralización de la misma, en lugar de una brutal censura y control del discurso. "Aquí no hay ningún misterioso ministerio de la verdad". Internet se ha inundado de "fact checkers" del ministerio de la verdad que Han no logra ver. Los buscadores ya no entregan lo que la persona busca, sino lo que el sistema ordena. La prensa promociona lo que interesa y oculta lo inconveniente de manera coordinada y absoluta. Posteriormente se comenzaron a censurar y eliminar las cuentas personales de quien no obedece lo que debe ser dicho, incluídos molestos profesores de salud pública de Harvard y Stanford. Ningún medio de comunicación "descentralizado" y "neoliberal" ha dicho una sola palabra sobre ello. Las crecientemente sofisticadas tecnologías de comunicación no descentralizan el poder, sino lo contrario, habiendo puesto de hecho fin a Internet como lo conocimos. Hemos visto en los últimos años el mayor despliegue autoritario desde el fin de las guerras mundiales, llevándonos prácticamente a un estado policial y a un control orwelliano con la excusa de la salud pública (sin evidencia de tales intervenciones, como sabe cualquiera que se haya molestado en leer la literatura científica al respecto, y advertido por cierto en el mismo Foucault). El poder no evoluciona para su propio debilitamiento, aunque aparente fragmentarse en sistemas complejos. Incluso si existiese la autoproducción del individuo neoliberal que se autoexplota de la tesis de Han, esta sucede en un sistema altamente controlado. "La técnica de poder del régimen neoliberal no es prohibitoria, protectora o represiva". Contrariamente a la tesis de Han, la disciplina, la coacción y la represión son una parte fundamental del sistema.

La coacción mecánica de la fábrica ya no es lo que caracteriza el capitalismo, pero también estamos lejos ya del neoliberalismo del mercado de Wall Street. No vamos hacia una libertad de capitales, sino hacia un control operativo total de la circulación de los mismos, lo que implica el fin de la moneda física, y con ello el punto final a la más mínima libertad de capital, la cual solo se reducirá a elegir entre CocaCola o Pepsi. El coche autónomo no arrancará si el ciudadano no tiene su cartilla de biofármacos al día, y sus puntos de buen ciudadano en orden, y se desplazará el número de kilómetros que el ministerio del desplazamiento sostenible quiera. Cientos de dispositivos de análisis facial automático conocerán su identidad y posición en cada momento de forma granular. Lejos de la hipertrofia de la libertad de Han, estamos en una dictadura tecnocrática con la mayor concentración de tecnologías de vigilancia y control de la historia. La descripción del individuo hiperproductivo de Byung-Chul Han tampoco es cierta. Pocos profesores pueden estar de acuerdo con la visión de una psicología hiperproductiva en sus alumnos. Más bien todo lo contrario. Adicionalmente, jamás se ha hecho tanta propaganda del victimismo, del conformismo, del gregarismo, de la sumisión a la autoridad, incluso del menos disminulado abandono personal. Esta por ver si los próximos juegos olímpicos no serán una competición de comer perritos calientes.

Mientras que el desarrollo de su psicopolítica es más que interesante, falla en entender su causa, es decir, el despliegue y el funcionamiento del poder. En alguna parte del libro se amaga "estado vigilante y mercado se fusionan", sin embargo, su obra solo pone el foco en una supuesta libertad positivamente incentivada que ha puesto fin a la sociedad de la disciplina mediante descentralización neoliberal. La tesis central se convierte en el principal error de su obra, que caduca antes de salir de la imprenta. Han quiere establecer una dialéctica entre la disciplina biopolítica del primer capitalismo, y el exceso de libertad del capitalismo neoliberal, algo que no tiene recorrido alguno.

PALABRAS FINALES

Estamos lejos del capitalismo coactivo de la fábrica, basado en el ajuste del cuerpo a la producción mecánica. La expansión del capitalismo desde la producción de valor hasta el consumo de lo absurdo, necesitaba a su vez una consciencia equivalente. Aquí entra la producción de discursos emocionales, las supuestas subjetividades y las supuestas diversidades, y supuestas rebeldías de lenguaje, todas ellas dócilmente sometidas al sistema de forma igualitaria. Este estado de autohipnosis con lenguaje y emociones impide precisamente la formación de un nosotros que pueda ejercer una acción común. Y esta es su función. La consciencia colectiva del nosotros se fragmenta con las políticas de las diversidades igualitarias autoidentificadas de los subjetivismos y las emocionalidades. Con ello, el sistema disuelve toda posible resistencia. La masa de datos produce una psicopolítica que es una "coacción a la conformidad que elimina lo otro", una uniformidad que "intensifica el aumento de la igualdad", simple resultado del Big Data que hace posible "modelos de comportamiento colectivo".

El proyecto material del laicismo ilustrador redujo al ser humano a una masa de datos, que como tal puede ser prevista, programada y dirigida. Con ello, el fin de la libertad y el fin de lo que hace humana a la vida, por imperfecta que esta sea. La mente humana se caracteriza por procesos que producen unidades superiores de significado mediante conceptos que son integrados en contextos complejos en primera persona mediante lenguaje con otros procesos asociativos en red. A medida que progresa la positivización de los datos, la mente humana desaparece. Los discursos que digan otra cosa solo son agentes del sistema, modelos de lenguaje programados por el sistema que buscan controlar las emociones humanas. A partir del Big Data, viene la IA, y finalmente la vida se vuelve código, la Matrix de Baudrillard, una dictadura programática.

La libertad neoliberal es una palabra relacional, una forma de comportarnos hacia otros. La relación personal es mediada por el sistema, y no puede ocurrir entre personas, si no entre personas transformadas por este sistema, en modos de relaciones políticas. Si las relaciones humanas eran reducidas a relaciones de trabajo o de intercambio de capital, las redes sociales son un paso más a la deshumanización. Las relaciones entre personas son un supermercado de likes, amasamiento de seguidores, etc. Las relaciones de pareja se transforman en un supermercado de carne filtrada. La consecuencia inevitable es la transformación de las relaciones de pareja en la satisfacción estética caprichosa destinada a su inmediata caducidad.

La demografía no más que mera mercancía biopolítica disfrazada con discursos emocionales. El ser humano degradado a masa amorfa de consumo, masa amorfa de votos, de repetición de eslóganes del sistema, de histeria colectiva con el suceso del día. La psicopolítica neoliberal de la emoción "que anula al sujeto todavía más", al someterlo a una sistemática mucho más amplia que la fábrica, que infiltra toda la vida, todo espacio, hasta el último segundo de la intimidad que ya no es tal. El sistema de coacciones no se ha ido como piensa Byung-Chul Han, solo se ha redistribuido y se ha hecho, a ratos, menos visible. El autoritarismo subyacente no disminuye, sino que aumenta, y con ello la centralización y control de las comunicaciones. El sistema de disciplina ha sido transmutado a una violencia que se ejerce sobre todo en la consciencia, en la imposición de un lenguaje, en forzar el discurso que debe ser dicho. El desgarro humano que estamos viviendo no es otra cosa que aquella sociedad de los datos que produce un desgarro en el sentido de la vida. La estructura venenosa que nos somete no puede repararse con manuales de autoayuda. "La ciencia" no puede darnos ningún sentido. Aparte de servir como material biopolítico para el sistema de procesos controlado mediante psicopolítica algorítmica, cabe preguntarse para que necesita el sistema al ser humano. Esta es la cuestión clave que decide el destino de la humanidad en los próximos años.

"La emoción representa un medio muy eficiente para el control psicopolítico del individuo". Byung-Chul Han.
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