Neurociencia y Psicología
Una baja sensibilidad olfativa se asocia a un mayor riesgo de mortalidad

Una revisión sistemática y metaanálisis publicada en JAMA Otolaryngology ha examinado la relación entre disfunción olfativa y mortalidad por cualquier causa, encontrando que la disfunción olfativa se asoció a un aumento de la mortalidad.
Estos hallazgos subrayan la necesidad de considerar la hiposmia no solo como una alteración sensorial aislada, sino como un indicador clínico relevante en la evaluación integral del adulto mayor. No obstante, la heterogeneidad metodológica entre estudios, la escasez de datos longitudinales con medidas repetidas, la posibilidad de factores de confusión residuales y la naturaleza observacional de la evidencia impide establecer causalidad. Futuros trabajos deberán esclarecer la direccionalidad de esta asociación, su valor pronóstico en poblaciones más jóvenes y su utilidad combinada con otros marcadores de envejecimiento biológico.
FISIOPATOLOGÍA Y MECANISMOS
El sistema olfativo humano desempeña un papel crucial en la supervivencia, participando en aspectos sensoriales, afectivos, mnésicos, apetitivos, evitativos, etc, mediante su conexión con estructuras límbicas e hipotalámicas. Se ha propuesto la sensibilidad olfativa como biomarcador de envejecimiento, y su deterioro, frecuente en mayores de 65 años, se asocia a enfermedades neurodegenerativas y sistémicas. Adicionalmente, la pérdida de olfato puede aumentar la desconexión afectiva y el aislamiento social, que a su vez se asocian con mayor deterioro cognitivo, depresión y falta de autocuidado, produciendo mayor riesgo de malnutrición, demencia, fragilidad, etc. Por tanto, la relación del sistema olfativo con la salud es bidireccional.ESTUDIO
Una revisión sistemática y meta-análisis (Pang et al., 2022) evaluó la relación entre disfunción olfativa y mortalidad por cualquier causa. Se incluyeron 11 estudios observacionales, en su mayoría prospectivos, con más de 21.000 participantes, predominantemente mayores de 60 años. La función olfativa se evaluó mediante pruebas objetivas estandarizadas (como el Brief Smell Identification Test y el San Diego Odor Identification Test) o por autoinforme, realizando un seguimiento medio de entre 4 y 13 años según el estudio.RESULTADOS PRINCIPALES
La disfunción olfativa se asoció a un incremento del 52% en el riesgo de mortalidad. Esta asociación persistió tras distintos ajustes, y fue consistente entre países y métodos de evaluación. Los estudios que emplearon pruebas objetivas mostraron una asociación más alta con la mortalidad, aunque con una heterogeneidad alta. El análisis de metarregresión identificó la duración del seguimiento como modificador del efecto, lo que sugiere que con el tiempo aumentan los factores que influyen sobre la mortalidad, disminuyendo el peso estadístico de la relación olfativa. La calidad global de la evidencia fue moderada.CONCLUSIÓN Y RELEVANCIA CLÍNICA
El olfato muestra una asociación independiente con la mortalidad, lo que sugiere que es un indicador de envejecimiento biológico y de la manifestación temprana de alteraciones neurodegenerativas y fragilidad. El nervio olfativo, único par craneal expuesto directamente al ambiente, tiene una alta tasa de recambio y es especialmente vulnerable a tóxicos y patógenos, lo que convierte a esta vía en una región particularmente sensible al daño neurodegenerativo. Por otro lado, se ha detectado la acumulación precoz de β-amiloide y α-sinucleína en estructuras olfativas, incluso antes de los síntomas clínicos de enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson. Factores sistémicos inmunes, metabólicos, y otras alteraciones sistémicas también pueden afectarla. También se ha hallado una relación con la salud mental. Un estudio de cohorte reciente (Ruane et al., 2025) amplía esta evidencia al hallar que la pérdida de olfato predice la mortalidad tanto general como por causas específicas, destacando una fuerte asociación con muertes de origen neurodegenerativo. Este trabajo aporta además un análisis de mediación que revela que demencia, fragilidad y malnutrición explican una parte importante de esta asociación a corto plazo, subrayando la importancia del olfato como señal precoz de deterioro sistémico. A largo plazo, la fragilidad se mantuvo como principal mediador. De forma adicional, el estudio identificó una interacción significativa con el alelo ε4 del gen APOE, marcador genético de riesgo para demencia, observando una mayor mortalidad asociada al deterioro olfativo en portadores de dicho alelo, especialmente en el seguimiento a seis años.Estos hallazgos subrayan la necesidad de considerar la hiposmia no solo como una alteración sensorial aislada, sino como un indicador clínico relevante en la evaluación integral del adulto mayor. No obstante, la heterogeneidad metodológica entre estudios, la escasez de datos longitudinales con medidas repetidas, la posibilidad de factores de confusión residuales y la naturaleza observacional de la evidencia impide establecer causalidad. Futuros trabajos deberán esclarecer la direccionalidad de esta asociación, su valor pronóstico en poblaciones más jóvenes y su utilidad combinada con otros marcadores de envejecimiento biológico.
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Referencias:
Pang, N. Y.-L et al, 2022. Association of olfactory impairment with all-cause mortality: A systematic review and meta-analysis. JAMA Otolaryngology–Head & Neck Surgery, 148(5), 436–445. https://doi.org/10.1001/jamaoto.2022.0263
Ruane R et al, 2025. Olfactory Deficits and Mortality in Older Adults. JAMA Otolaryngol Head Neck Surg. Published online April 10, 2025. https://doi.org/10.1001/jamaoto.2025.0174
* Las noticias publicadas sobre estudios no suponen un posicionamiento oficial de ICNS, ni una recomendación clínica.