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Niklas Luhmann. Poder en el sistema.
Niklas Luhman (1927-1998) fue un sociólogo alemán orientado al estudio de sistemas sociales, quien escribió Poder en el sistema en 1969. El poder, según la tesis de Luhmann, es un fenómeno sistémico que emerge de las relaciones operativas, comunicativas y de sentido dentro de los sistemas sociales, donde la reducción de la complejidad, junto con los procesos de generalización y reflexividad, producen influencia y decisiones en el sistema.
TEORÍA CLÁSICA DEL PODER
El poder ha sido visto desde teorías clásicas como una fuerza que unos individuos o grupos aplican directamente sobre otros. Bajo visiones funcionales, el poder puede ser visto como una conducta que no se movilizaría sin la existencia de algún tipo de influencia de A sobre B. Puede existir coacción y determinadas consecuencias de no ser realizada, pero también puede ejercerse mediante persuasión o incentivos. Weber describe el poder como la probabilidad de imponer la voluntad propia contra toda resistencia existente dentro de una relación social. Más recientemente, el poder ha sido definido como una manifestación más distribuida en forma de presiones sociales, se den donde se den. En todo caso, se asume un cambio del curso de acontecimientos que no sucederían si no se ejerciera tal poder. Esto implica una relación de causa-efecto, y un bien que una persona, grupo o sistema "posee" sobre otras personas, grupos o sistemas. A su vez, el poder tiende a formar un sistema cerrado de relaciones jerárquicas que se ejerce de manera transitiva. El poder así sería una causa necesaria, sin cuya presencia las consecuencias hubieran sido distintas.
En Hobbes, el poder del hombre depende de sus medios presentes para garantizarse bienes futuros. El poder político aparece para solucionar el problema de la satisfacción de las necesidades humanas que produce conflictos entre individuos para acceder a los recursos. La amenaza del otro y la supeditación al otro emergen como problemas. Las posibilidades de influencia dependen de la estructura de la posesión, así, quien tiene un poco más de poder puede ejercer todo el poder en el todos contra todos hobbesiano. El efecto es de alguna manera mecánico, bajo leyes naturales, y bajo control ético. Sin embargo, es claro que el ser humano no solo satisface necesidades, sino que las construye, produciendo relaciones sociales y relaciones de sentido que se mueven en distintas direcciones. Esto afecta a los conflictos que se producen, y a cómo se ejerce el poder.
En Maquiavelo, el poder aparece como bien apropiable que se puede tener o perder. Así, eliminar las interferencias que hacen peligrar su posesión es el objeto de la política y de los detentores de poder principales. Cada incremento de poder de un participante implica una pérdida de poder de otro oponente. Cada detentor de poder tiene su posición social, y las relaciones de poder están así conectadas por una forma de juego. El conflicto emerge a medida que cada participante evita toda acción que no refuerza su propio poder. A partir de Maquiavelo, el proyecto político comienza a abstraerse, protegiendo el poder mediante racionalidad, con ello haciéndose independiente de las situaciones. Pueden cambiar la relaciones de poder y la distribución interna, pero la suma total del poder en el sistema parece quedar establecida de modo invariante.
Sin embargo, la teoría clásica de poder se ha mostrado muy insuficiente, y por otro lado, objetivar la existencia del poder es una labor compleja. Para ejercer poder, debe existir en primer lugar un mundo social estabilizado, materializado en relaciones, existiendo a su vez influencia recíproca por medio de comunicación. El detentor de poder, pese a no tener una información perfecta, debe calcular la consecuencia de su influencia y de la alternativa de acción no influida. A su vez, el receptor del poder puede presentar distintos grados de resistencia. Así el poder no está únicamente en manos de aquellos jugadores que participan en juegos de poder, sino que es una variable distribuída en el sistema, relacionándose a su vez con otras variables como los procesos de comunicación, la interdependencia existente en la sociedad, etc. Es posible gobernar las sociedades simples mediante fidelidad personal, estructuras básicas de coerción, uso simbólico de mitos, etc, sin embargo, en general el potencial de procesamiento de la información y comunicación de un simple detentor de poder es demasiado bajo para asegurar la necesidad de una selección. Aunque una persona ejerciera aparentemente el liderazgo en un grupo simple, en realidad necesita del consenso del grupo en cierta medida, sin cuyo apoyo el poder no podría ejercerse. Por ello, a medida que aumenta la complejidad de la sociedad, el poder se va distribuyendo y generalizado en el sistema. Adicionalmente, podríamos decir que el poder no produce una fuerza causal de manera positiva, sino que más bien excluye posibilidades de conducta desviante.
TEORÍA DE SISTEMAS
Las crecientes dificultades localizando la causa del poder crearon dudas sobre la teoría clásica del poder como simples jugadores que realizan cálculos de utilidad y costes de oportunidad, ejercitando mecanismos de coacción o consenso según la situación presentada. Para Luhmann, el poder no es simplemente una fuerza de A sobre B, sino procesos selectivos de ambos. Dicho de otra manera, las alternativas que se le presentan a A, pero también las alternativas de las que dispone B. La cuestión del poder nos lleva por tanto a buscar las condiciones sistémicas que regulan la selección de posibilidades. Si el poder tiene que ser considerado de forma causativa y relativamente exclusiva, deben existir otros determinantes del mismo, como pueden ser la legitimidad construida en la sociedad concreta, la capacidad de ejercer coacción, o el consenso entre personas. Todo ello debe encontrarse en una estructura, unos procesos, y un orden. Para que puedan existir causas, debe existir una fragmentación de las cosas, una diferencia que genere un movimiento en el sistema. La materia se "forma" dentro del tiempo que convierte el futuro en pasado, disminuyendo la complejidad del mundo, dice Luhmann. La complejidad del poder varía así desde una simple necesidad de descarga en sistemas simples, a formas de procesamiento de información más complejas. La causalidad no está en una acción positiva, sino en su selectividad negativa, es decir, la eliminación de otras posibilidades. Esto es lo que dirige la acción. La causalidad para Luhmann debe entenderse desde el sentido, como "un bosquejo de la complejidad en vista de posibilidades de selección".
Talcott Parsons rechazó el sistema cerrado, el principio jerárquico, y la premisa de una suma constante de poder que operaba casi como una ley termodinámica. Parsons definió el poder como una capacidad generalizada de logros de objetivos colectivos a través de decisiones vinculantes, distanciándose de modelos de conflicto. El poder es así parecido al dinero, más bien un proceso de comunicación. Pero Parsons tampoco dejaba claro un sistema, en el que existirían causas, causas de causas, efectos, y efectos derivados de tales efectos. Un sistema implica una imagen simplificada del entorno, la construcción de un mundo subjetivo sobre el que pueda actuar. A medida que el sistema crece en complejidad, los problemas se trasladan desde fuera hacia adentro, con lo cual la racionalidad del sistema debe aumentar para afrontar la misma creciente complejidad interna del propio sistema. Sin comunicación, el ser humano se habría desarrollado de una manera mecánica. No solo hay esquemas de orden natural, sino que hay comunicación, y por ello la sociedades tienen distintas posibilidades y experiencias. La complejidad del mundo presupone comunicación con capacidad de influencia, la cual no simplemente puede surgir o emerger de la situación, que igualmente hubiera creado sociedades unidimensionales. El concepto de influencia podría definirse como la comunicación que, por medio de una decisión, transmite complejidad reducida. Por tanto, es una conducta de notificación, que es aceptada como una limitación de posibilidades de vivencia y acción, sin que sin que el participante lleve a cabo la selección de las mismas. La influencia tiene que ser generalizada y esperable, ejercida de acuerdo con su esperabilidad mediante relaciones también estructuradas según la expectativa de las mismas. El poder, por tanto tiene que ser buscado en el campo de aquellos hechos, a través de los cuales la influencia se generaliza. La función del poder por tanto es "la generalización de la relevancia de rendimientos decisionales individuales". Estas decisiones deben suponer selecciones sociales de forma parecida a la economía.
La teoría clásica del poder había entendido la organización como la consecuencia del poder, en lugar de entender el poder como la consecuencia de la organización. El poder es ante todo una selección condicionada. Para ello debe existir cierta estructura social, comunicación e influencia. "La relación de sistema y entorno es una relación de gradiente de complejidad. El mundo permite más posibilidades que el sistema."
GENERALIZACIÓN DE LA INFLUENCIA
La simple aplicación de medios de poder se enfrenta al problema de la precariedad temporal. El poder permanece inseguro mientras se base únicamente en la coacción o violencia en lugar de en el consenso. En este escenario, la sociedad consideraría la selección de otras alternativas de poder. El control completo de la comunicación sería una forma de reducir la amenaza de la precariedad temporal del poder, y correspondería a una situación de terror. La otra alternativa es la institucionalización del liderazgo en determinados roles de estatus. Por ello se necesita comprender la influencia, y el funcionamiento de su generalización.
Si A mueve a B a elegir una determinada alternativa entre las existentes, esto es influencia. Pero la influencia no es una simple fuerza motivacional que sea una causa directa en sí misma. Para poder ejercer influencia, se necesita una pre-comprensión mínima, y determinados modelos de expectativas incluso entre desconocidos. Dicho de otra manera, debe existir en primer lugar un sistema social que permita la descarga de una situación por medio de estructuras. Mientras que en un sistema simple solo se dan las mismas posibilidades y secuencias de acción, la diferenciación en el sistema implica la formación de un mayor número de posibilidades de acción. Esta asimetría producto de la diferenciación del sistema (unos conocen lo que otros no conocen, unos hacen lo que otros no hacen, etc), es precondición para la influencia. Un mayor número de alternativas disponibles hace más difícil es la reducción de complejidad, es decir, la reducción de todas las posibilidades a una decisión. Así, la creciente complejidad de un sistema requiere una comunicación más decisiva, lo que supone una mayor influencia de quien puede seleccionar esta comunicación en el sentido del valor de la misma. Se necesita en el sistema una generalización de la influencia según la estructura esperable de la organización.
La diferencia en las formas de influencia se basa en la diferenciación de roles. El poder es la influencia temporalmente generalizada, autoridad es la influencia objetualmente generalizada, y el liderazgo la influencia socialmente generalizada. Estas formas no se excluyen mutuamente, sino que más bien se presuponen unas a otras. Difícilmente el poder puede darse sin autoridad, o el liderazgo sin poder, etc. La autoridad se ejerce con base en el pasado, mientras que la influencia se orienta al futuro. El liderazgo a su vez necesita autoridad que proporciona legitimidad mediante pruebas pasadas del ejercicio del propio poder, existiendo con ello una base temporal en el proceso de legitimación. Tanto la autoridad como el poder se formalizan en el sistema, y para todo ello debe existir un proceso social: consenso. La autoridad tiene su base en competencias socialmente reconocidas para ser ejercida en un ámbito concreto, teniendo para ello signos operacionales y sociales (roles). Esto supone que el sistema no tolere los daños producidos por la desobediencia a la autoridad "aprobada", pero normalice el daño producido por esta misma autoridad. Pone Luhmann en el ejemplo de la medicina, en la cual el daño por exceso (yatrogenia) es sistemáticamente ignorado. La influencia generalizada garantiza la acción sin cuestionamiento.
En definitiva, es en esta diferenciación donde se tienen que buscar los mecanismos que generalizan la influencia. Este tipo de procesos posibilitan y refuerzan el liderazgo. La influencia se generaliza cuando se expande por aceptación social, es decir, "la aceptan porque otros la aceptan". Es por medio de la generalización por donde se estabiliza la influencia, ejerciéndose de forma negativa sobre las alternativas que pueden realizarse mediante otros procesos comunicativos. Las distintas alternativas están estabilizadas de forma general, estructurando procesos de selección. Las decisiones a su vez se legitiman mediante valores y normas. Mientras que la complejidad del sistema es una variable relevante, mayores posibilidades no implican necesariamente un mayor número de realidades. El poder necesita repartirse en las alternativas sociales para controlarlas. El valor de influencia y estabilidad temporal que puede ser calculable. Genéticamente, la organización necesita de un gradiente de poder y de mecanismos para las propias definiciones de roles y condiciones de la membresía. La membresía garantiza que se cumplan las expectativas de comportamiento que se definen como vinculantes de acuerdo con las reglas determinadas.
Existen también medios de liderazgo indirectos mediante el uso de terceros. La modernización de la política se basa precisamente en comunicaciones de poder más abstractas, que generan una persuasión a través de medios y mensajes menos explícitos, pero ampliamente diseminadas en todo el sistema. El sistema de poder organizado típico de un sistema por tanto es fuertemente negativo, basado en el control mediante selectividad, situada estratégicamente. Para la persona que lo recibe, es más desventajoso seguir las alternativas que seguir el poder.
COMUNICACIÓN Y DECISIÓN
La existencia de un sistema complejo que constituye alternativas es la precondición de toda formación de poder. Para que pueda existir un sistema tiene que existir una limitación de posibilidades y una limitación de los procesos de selección, reduciendo así la complejidad, produciéndose el poder. Dicho de otra manera, el poder se produce por el reforzamiento de la selectividad mediante una reducción de la complejidad temporal, objetual y social. La selectividad solo puede ser reforzada en sistemas y por sistemas, por tanto, la generalización es la precondición de que el poder cumpla su función. La generalización supone una abstracción que permite que la selección sea aplicada a otras situaciones temporales, objetuales y sociales. La selectividad a su vez implica un proceso de institucionalización. La autoridad, la historia del sistema, el liderazgo, etc, presuponen relaciones sociales institucionalizadas, los cuales a su vez presuponen sistema y rendimientos selectivos ya en marcha. La comunicación también necesita un sistema para poder alcanzar relevancia. Debe darse una comprensión previa supuesta, expectativas conocidas, y una orientación conjunta.
Existe una relación entre poder y proceso de decisión. La decisión no puede definirse simplemente por su resultado, debe entenderse el proceso. Hay decisión con un sistema dado que no es un simple proceso vinculante de formaciones e interdependencias sistémicas. La decisión es un aspecto procesual, no simplemente estructural. Existe una transformación de inputs en outputs, pero debe darse una secuenciación de pasos individuales, selectivos cada uno en un rango limitado, además de una interdependencia con estructuras organizativas que toman informaciones en relación con un entorno. Debe existir un sistema simbólico compartido hay un proceso de decisión social, sin embargo, la comunicación no puede ser únicamente expresiva. La decisión debe recoger el proceso de comunicación orientado al objetivo, y unas premisas de uso interno en el sistema, reduciendo la complejidad hacia una determinada decisión. Esto solo sucede cuando existe una especialización en el procesamiento de la información. Las informaciones procesadas son transmitidas con rendimientos selectivos, los cuales aseguran una transferencia de complejidad reducida en una sistémica interna.
La comunicación entre las personas necesita una comprensibilidad intersubjetiva de la experiencia, la cual reduce la complejidad mediante la selección de posibilidades a un número de significados, los cuales permiten la transferibilidad del sentido. El concepto de verdad implica, en principio, un conocimiento que puede ser aceptado por todo individuo de una comunidad de seres humanos racionales. Sin embargo, la decisión en un sistema es más vinculante que verdadera. La complejidad reducida hace la comunicación accesible a la comprensión, accesible al significado, y accesible expectativas simbólicas del grupo, esto conduce a la decisión. Debe garantizarse la visibilidad, así, el sistema puede tratar sus programas como hechos, fijando premisas de decisión. La comunicación e instrucción se realizan mediante definición anticipada y operacionalización de fines, fijan decisiones, no verdades."Como un todo, el poder es visto como un médium permanente de comunicación en el sistema que surge por generalización y organización y que en su función permanece latente". Las premisas fijas de decisión, generan complejidad reducida, que a su vez afirman a quienes han definido las premisas. El poder, hace posible que el sistema se organice para que, a pesar de la complejidad pueda generar decisión selectivamente.
La organización del medio se traduce en comunicación, signos potencialmente utilizables. El lenguaje es un campo preseleccionado de posibilidades de expresión, mientras que el poder es un problema de transferencia de selectividad. El potencial debe transformarse en comunicación y ser traducido en realidad. La toma de decisiones colectivas necesita un proceso de cooperación mediante la transferencia de servicios de decisión, los cuales se generan mediante un procesamiento de información vinculante que conduce al proceso de decisiónal. La comparación no es entre lenguaje y poder, sino entre verdad y poder. La cuestión es cómo se selecciona lo que se produce, y como esta selección es mantenida. Esto requiere una comunicación intersubjetiva constante, en la que existe un area de posibilidades, desde la cual se selecciona, construyendo preferencias mediante reducción de la complejidad y decisiónales consensuales.
REFLEXIVIDAD Y DIFERENCIACION
Cuanto más se generaliza el poder más indispensable se hace la estructuración de los procesos de aplicación. La generalización necesita de una organización de la relaciones de poder y una movilización del mismo poder, es decir, reciprocidad y relaciones de abajo a arriba. El éxito de la jerarquía debe explicarse mediante procesos reflexivos, aquellos que se aplican a sí mismos. La reflexividad no es simplemente una reiteración de lo mismo, sino que los procesos se vuelven reflexivos por medio de un incremento de rendimiento mediante una técnica de relé, produciéndose intercambios mediante dinero u otros aspectos operativos o simbólicos. Así, el derecho que regula la acción es positivizado mediante normas que norman las normas, la educación se positiviza al enseñar lo que debe ser enseñado, se establece una burocracia para decidir la decisión, los valores se vuelven ideológicos mediante una valoración de los valores, etc. La reflexividad implica una generalización de símbolos y expectativas, solo así se garantiza su transferencia a los procesos operativos. Con ello, se institucionaliza el medio. Si los procesos de influencia son reflexivos, el mismo poder tiene que ser aplicado sobre los detentores de poder que a su vez lo transmiten a otros detentores. El poder se encuentra en su distribución más que ser una propiedad o dominio individual. El poder necesita un sistema, requiere una organización, que no es tanto un proceso de centralización en una única causa, sino una distribución funcional reflexiva que transmite la decisión mediante relaciones de dependencia permanentes que producen decisiones vinculantes, activando una orientación común, a su vez, mediada por expectativas y una comunicación compartida en un sistema.
En sus orígenes, la diferenciación social es una fuente natural de conflictos y constituía una oportunidad para el despliegue del poder. La diferenciación funcional obliga a la formación de sistemas sociales de mayor amplitud que generan en su interior. Sistemas parciales con funciones específicas, con distintas unidades funcionales, como pueden ser familias, organizaciones, etc. Todos ellos se encuentran una fuerte dependencia recíproca y se anclan en la estructura del sistema general como formaciones permanentes y que buscan auto perpetuarse. El tipo ideal de la burocracia racional de Max Webber mantiene este primer requerimiento de la separación de roles de modo clásico por medio de la diferenciación social. El poder aumenta con su movilidad, separación de roles e intercambio de personas. Lo cual garantiza la aplicabilidad continua del poder al poder para toda situación posible del sistema. Por tanto, más que una concentración de poder, existen dependencias funcionales, que es lo que genera la fuerza del poder mediante estructuras recíprocas y circulares. El poder del sistema no aumenta con la concentración en unas manos, sino con el desarrollo de la complejidad y la diferenciación del propio sistema. Cuando se genera una interdependencia máxima en el sistema, se genera una interdependencia de intereses. Así, se produce una interdependencia del poder, que aumenta como consecuencia de este proceso. El sistema disminuye la complejidad aumentando el poder, con ello, aumenta la resistencia a otras posibilidades en el curso de acción.
La teoría de sistemas reemplaza el concepto de esencia por el concepto de función. Hay sociedades que solo ocasionalmente se vuelven políticamente activas. Conformemente la complejidad civilizatoria aumenta, aparece la tendencia a diferenciar estructuralmente del sistema social según sus funciones, religión, economía, educación, investigación, etc. Éstas surgen primero en relación con acciones concretas, luego mediante roles, y finalmente, mediante criterios de racionalidad dentro de una operativa del sistema. Esto les confiere poder por los rendimientos selectivos que tienen primacía funcional. Los sistemas segmentarios de poder solo pueden ejercer su poder en tanto se subordinan al poder de otros, e incorporan complejidad reducida en sus ámbitos. Todo nuevo sistema segmentario debe ser incorporados en un nuevo orden, mediante funciones específicas en dicho orden, siendo progresivamente formas vinculantes más abstractas y que se diseminan en distintos valores ("educación", "sanidad", etc). Ninguna estrategia de poder puede ignorar estas estructuras, simplemente debe incluirlas. Política y administración (podríamos añadir a Luhmann cualquier institución o corporación), se diferencian funcionalmente, pero al mismo tiempo permanecen vinculadas la política se estructura como una lucha regulada por cantidades de poder. Debe existir con ello un aumento en las interacciones sociales en las comunicaciones y una expansión del horizonte temporal. También deben existir medios de coerción física, y símbolos de legitimación. El sistema político sirve sobretodo para reforzar la capacidad de decisión determinando decisiones colectivamente vinculantes mediante formas de generalización de la influencia y reducción de la complejidad. La contrapartida es la limitación del sistema político y de la resistencia al cambio.
COMENTARIOS FINALES
El poder no es una simple fuerza de A sobre B, sino más bien una sistemática operativa y comunicativa que permanece ejerciéndose independientemente de los individuos que ingresan en el sistema. El poder puede entenderse como un condicionamiento sistémico, tanto operativo como simbólico. Los sistemas sociales forman relaciones de comunicación y sentido, que producen una reducción de la complejidad operativa y simbólica que llevan a procesos de decisión con reflexividad en los mismos. La reducción de la complejidad produce orden, y el orden permite ejercer el control. Esta sistematización competitiva puede verse como el destino del mundo. Con la progresiva mecanización de la vida, el concepto de gobierno fue progresivamente reemplazado por el de sistema, mostrando que la mecánica operativa más distribuida en el entorno, o lo que es lo mismo, más independiente de las personas. Aquellas personas que viven en una prosopopeya, con afirmaciones como "este político es muy majo" o "este político dice cosas muy sensatas", solo dejan al descubierto su incomprensión del mundo en el que viven. El problema existencial del ser humano es el hecho de enfrentarse a una sistemática mecánica precisamente refractaria al propio ser humano.
El poder es más sofisticado mientras menos explícito resulta en cuanto a su "posesión". Abstraerse y diluirse ha sido el gran triunfo de la política moderna. La consecuencia es que, aunque muchas personas perciben que las cosas no van bien, no saben donde se encuentra el origen de los problemas. La política evoluciona de manera más diseminada en el sistema en muy distintas instituciones y grupos, incluidos quienes no aparentan tener nada que ver con la política. Así, se crea una red de intereses que es lo que genera el ejercicio del poder: jueces, policía, funcionarios, profesores y escuelas, medios de comunicación, pensionistas... todas las personas que directa o indirectamente viven de la operativa organizativa son parte del poder, del sentido, la decisión y la legitimación del mismo. La pertenencia al sistema determina más el poder que las acciones individuales. El colapso de las bases del sistema para aquellos que son dependientes de la relaciones de reciprocidad, o la simple pérdida de membresía en las distintas instituciones, son suficientes para someterse a la influencia. Mientras más grande se hace el sistema mayor generalización y dependencia al mismo. Todo el mundo tiene la expectativa del sistema. El sentido de la vida de las personas se hace el del sistema. La vida es la normalidad del sistema. Dicho de otra manera, el poder en el sistema se agranda a medida que se distribuyen un mayor número de agentes e instituciones en la organización formal. Esto ya estaban en Foucault. Así, la institucionalización incrementa la institucionalización, y la burocratización incrementa la burocratización. "Para mantener la membresía, el individuo se somete a la autoridad organizada del sistema." Esto genera además una ilusión de consenso, las personas acatan simplemente porque otros acatan. Por eso la política desde Von Bismark ha tenido tanto interés en el discurso de "lo social" y "lo público", asegurándose un buen número de instituciones y trabajadores para esas instituciones. Esta praxis tiene una génesis imperialista. Así se garantiza la obediencia, el poder, y el voto. Se produce consenso psicológico, volviéndose indiferente al cambio en un sistema que ya es altamente refractario al mismo.
Para que surja el poder debe conectarse todo. El poder implica dar a las comunicaciones individuales un alcance limitado, excluyendo así otras posibilidades. Mientras que el futuro en principio permanente permanece abierto, existe una reducción de la complejidad mediante la selección de decisiones potenciales que serán las que se transformarán en decisiones aceptadas dentro del sistema. Aquí es donde entra el poder mediante la formación de estructuras e influencias. Su estabilización crea la predecibilidad con la que cuenta el poder "con la ayuda de un monopolio estatal sobre la aplicación de la coerción física en la esfera puramente política". La medida del poder sería entonces el número de posibilidades que excluye. La comunicación distribuida a todo el sistema mediante diferentes grupos racionaliza las intenciones del poder mediante control, e impide la comunicación entre quienes tienen menos poder, eliminando posibilidades de comunicación y decisión. Vemos que la teoría de poder mediante la reducción de complejidad, es cercana en ciertos sentido a Popper. Las causas no son meras fuerzas positivas.
La sociedad puede ser vista como un horizonte de todas las comunicaciones posibles. Este conjunto de comunicaciones son "la sociedad de la sociedad" que Luhmann describe en otras de sus obras. Las posibilidades de la sociedad, tanto simbólicas como operativas, son más importantes para la decisión que la forma de gobierno en sentido formal, nominal o psicológico. El sentido es dado por las posibilidades actuales y potenciales que generan las alternativas seleccionadas durante el proceso de comunicación. Sociedad implica una clausura operativa de un sistema cerrado sobre el mundo de posibilidades, que no pueden ser hechas de otra manera que en la sociedad y por la sociedad. Esta clausura mediante el proceso negativo de selección es condición de autoproducción y decisión. La sociedad debe abstraer motivaciones, expectativas, lealtades, y sobre todo tiene que concentrarlos hasta llegar en último término si es necesario a los medios de violencia física (Weber) contra desobedientes que abran posibilidades de selección no deseables para la autoreflexividad del sistema.
TEORÍA CLÁSICA DEL PODER
El poder ha sido visto desde teorías clásicas como una fuerza que unos individuos o grupos aplican directamente sobre otros. Bajo visiones funcionales, el poder puede ser visto como una conducta que no se movilizaría sin la existencia de algún tipo de influencia de A sobre B. Puede existir coacción y determinadas consecuencias de no ser realizada, pero también puede ejercerse mediante persuasión o incentivos. Weber describe el poder como la probabilidad de imponer la voluntad propia contra toda resistencia existente dentro de una relación social. Más recientemente, el poder ha sido definido como una manifestación más distribuida en forma de presiones sociales, se den donde se den. En todo caso, se asume un cambio del curso de acontecimientos que no sucederían si no se ejerciera tal poder. Esto implica una relación de causa-efecto, y un bien que una persona, grupo o sistema "posee" sobre otras personas, grupos o sistemas. A su vez, el poder tiende a formar un sistema cerrado de relaciones jerárquicas que se ejerce de manera transitiva. El poder así sería una causa necesaria, sin cuya presencia las consecuencias hubieran sido distintas.
En Hobbes, el poder del hombre depende de sus medios presentes para garantizarse bienes futuros. El poder político aparece para solucionar el problema de la satisfacción de las necesidades humanas que produce conflictos entre individuos para acceder a los recursos. La amenaza del otro y la supeditación al otro emergen como problemas. Las posibilidades de influencia dependen de la estructura de la posesión, así, quien tiene un poco más de poder puede ejercer todo el poder en el todos contra todos hobbesiano. El efecto es de alguna manera mecánico, bajo leyes naturales, y bajo control ético. Sin embargo, es claro que el ser humano no solo satisface necesidades, sino que las construye, produciendo relaciones sociales y relaciones de sentido que se mueven en distintas direcciones. Esto afecta a los conflictos que se producen, y a cómo se ejerce el poder.
En Maquiavelo, el poder aparece como bien apropiable que se puede tener o perder. Así, eliminar las interferencias que hacen peligrar su posesión es el objeto de la política y de los detentores de poder principales. Cada incremento de poder de un participante implica una pérdida de poder de otro oponente. Cada detentor de poder tiene su posición social, y las relaciones de poder están así conectadas por una forma de juego. El conflicto emerge a medida que cada participante evita toda acción que no refuerza su propio poder. A partir de Maquiavelo, el proyecto político comienza a abstraerse, protegiendo el poder mediante racionalidad, con ello haciéndose independiente de las situaciones. Pueden cambiar la relaciones de poder y la distribución interna, pero la suma total del poder en el sistema parece quedar establecida de modo invariante.
Sin embargo, la teoría clásica de poder se ha mostrado muy insuficiente, y por otro lado, objetivar la existencia del poder es una labor compleja. Para ejercer poder, debe existir en primer lugar un mundo social estabilizado, materializado en relaciones, existiendo a su vez influencia recíproca por medio de comunicación. El detentor de poder, pese a no tener una información perfecta, debe calcular la consecuencia de su influencia y de la alternativa de acción no influida. A su vez, el receptor del poder puede presentar distintos grados de resistencia. Así el poder no está únicamente en manos de aquellos jugadores que participan en juegos de poder, sino que es una variable distribuída en el sistema, relacionándose a su vez con otras variables como los procesos de comunicación, la interdependencia existente en la sociedad, etc. Es posible gobernar las sociedades simples mediante fidelidad personal, estructuras básicas de coerción, uso simbólico de mitos, etc, sin embargo, en general el potencial de procesamiento de la información y comunicación de un simple detentor de poder es demasiado bajo para asegurar la necesidad de una selección. Aunque una persona ejerciera aparentemente el liderazgo en un grupo simple, en realidad necesita del consenso del grupo en cierta medida, sin cuyo apoyo el poder no podría ejercerse. Por ello, a medida que aumenta la complejidad de la sociedad, el poder se va distribuyendo y generalizado en el sistema. Adicionalmente, podríamos decir que el poder no produce una fuerza causal de manera positiva, sino que más bien excluye posibilidades de conducta desviante.
TEORÍA DE SISTEMAS
Las crecientes dificultades localizando la causa del poder crearon dudas sobre la teoría clásica del poder como simples jugadores que realizan cálculos de utilidad y costes de oportunidad, ejercitando mecanismos de coacción o consenso según la situación presentada. Para Luhmann, el poder no es simplemente una fuerza de A sobre B, sino procesos selectivos de ambos. Dicho de otra manera, las alternativas que se le presentan a A, pero también las alternativas de las que dispone B. La cuestión del poder nos lleva por tanto a buscar las condiciones sistémicas que regulan la selección de posibilidades. Si el poder tiene que ser considerado de forma causativa y relativamente exclusiva, deben existir otros determinantes del mismo, como pueden ser la legitimidad construida en la sociedad concreta, la capacidad de ejercer coacción, o el consenso entre personas. Todo ello debe encontrarse en una estructura, unos procesos, y un orden. Para que puedan existir causas, debe existir una fragmentación de las cosas, una diferencia que genere un movimiento en el sistema. La materia se "forma" dentro del tiempo que convierte el futuro en pasado, disminuyendo la complejidad del mundo, dice Luhmann. La complejidad del poder varía así desde una simple necesidad de descarga en sistemas simples, a formas de procesamiento de información más complejas. La causalidad no está en una acción positiva, sino en su selectividad negativa, es decir, la eliminación de otras posibilidades. Esto es lo que dirige la acción. La causalidad para Luhmann debe entenderse desde el sentido, como "un bosquejo de la complejidad en vista de posibilidades de selección".
Talcott Parsons rechazó el sistema cerrado, el principio jerárquico, y la premisa de una suma constante de poder que operaba casi como una ley termodinámica. Parsons definió el poder como una capacidad generalizada de logros de objetivos colectivos a través de decisiones vinculantes, distanciándose de modelos de conflicto. El poder es así parecido al dinero, más bien un proceso de comunicación. Pero Parsons tampoco dejaba claro un sistema, en el que existirían causas, causas de causas, efectos, y efectos derivados de tales efectos. Un sistema implica una imagen simplificada del entorno, la construcción de un mundo subjetivo sobre el que pueda actuar. A medida que el sistema crece en complejidad, los problemas se trasladan desde fuera hacia adentro, con lo cual la racionalidad del sistema debe aumentar para afrontar la misma creciente complejidad interna del propio sistema. Sin comunicación, el ser humano se habría desarrollado de una manera mecánica. No solo hay esquemas de orden natural, sino que hay comunicación, y por ello la sociedades tienen distintas posibilidades y experiencias. La complejidad del mundo presupone comunicación con capacidad de influencia, la cual no simplemente puede surgir o emerger de la situación, que igualmente hubiera creado sociedades unidimensionales. El concepto de influencia podría definirse como la comunicación que, por medio de una decisión, transmite complejidad reducida. Por tanto, es una conducta de notificación, que es aceptada como una limitación de posibilidades de vivencia y acción, sin que sin que el participante lleve a cabo la selección de las mismas. La influencia tiene que ser generalizada y esperable, ejercida de acuerdo con su esperabilidad mediante relaciones también estructuradas según la expectativa de las mismas. El poder, por tanto tiene que ser buscado en el campo de aquellos hechos, a través de los cuales la influencia se generaliza. La función del poder por tanto es "la generalización de la relevancia de rendimientos decisionales individuales". Estas decisiones deben suponer selecciones sociales de forma parecida a la economía.
La teoría clásica del poder había entendido la organización como la consecuencia del poder, en lugar de entender el poder como la consecuencia de la organización. El poder es ante todo una selección condicionada. Para ello debe existir cierta estructura social, comunicación e influencia. "La relación de sistema y entorno es una relación de gradiente de complejidad. El mundo permite más posibilidades que el sistema."
GENERALIZACIÓN DE LA INFLUENCIA
La simple aplicación de medios de poder se enfrenta al problema de la precariedad temporal. El poder permanece inseguro mientras se base únicamente en la coacción o violencia en lugar de en el consenso. En este escenario, la sociedad consideraría la selección de otras alternativas de poder. El control completo de la comunicación sería una forma de reducir la amenaza de la precariedad temporal del poder, y correspondería a una situación de terror. La otra alternativa es la institucionalización del liderazgo en determinados roles de estatus. Por ello se necesita comprender la influencia, y el funcionamiento de su generalización.
Si A mueve a B a elegir una determinada alternativa entre las existentes, esto es influencia. Pero la influencia no es una simple fuerza motivacional que sea una causa directa en sí misma. Para poder ejercer influencia, se necesita una pre-comprensión mínima, y determinados modelos de expectativas incluso entre desconocidos. Dicho de otra manera, debe existir en primer lugar un sistema social que permita la descarga de una situación por medio de estructuras. Mientras que en un sistema simple solo se dan las mismas posibilidades y secuencias de acción, la diferenciación en el sistema implica la formación de un mayor número de posibilidades de acción. Esta asimetría producto de la diferenciación del sistema (unos conocen lo que otros no conocen, unos hacen lo que otros no hacen, etc), es precondición para la influencia. Un mayor número de alternativas disponibles hace más difícil es la reducción de complejidad, es decir, la reducción de todas las posibilidades a una decisión. Así, la creciente complejidad de un sistema requiere una comunicación más decisiva, lo que supone una mayor influencia de quien puede seleccionar esta comunicación en el sentido del valor de la misma. Se necesita en el sistema una generalización de la influencia según la estructura esperable de la organización.
La diferencia en las formas de influencia se basa en la diferenciación de roles. El poder es la influencia temporalmente generalizada, autoridad es la influencia objetualmente generalizada, y el liderazgo la influencia socialmente generalizada. Estas formas no se excluyen mutuamente, sino que más bien se presuponen unas a otras. Difícilmente el poder puede darse sin autoridad, o el liderazgo sin poder, etc. La autoridad se ejerce con base en el pasado, mientras que la influencia se orienta al futuro. El liderazgo a su vez necesita autoridad que proporciona legitimidad mediante pruebas pasadas del ejercicio del propio poder, existiendo con ello una base temporal en el proceso de legitimación. Tanto la autoridad como el poder se formalizan en el sistema, y para todo ello debe existir un proceso social: consenso. La autoridad tiene su base en competencias socialmente reconocidas para ser ejercida en un ámbito concreto, teniendo para ello signos operacionales y sociales (roles). Esto supone que el sistema no tolere los daños producidos por la desobediencia a la autoridad "aprobada", pero normalice el daño producido por esta misma autoridad. Pone Luhmann en el ejemplo de la medicina, en la cual el daño por exceso (yatrogenia) es sistemáticamente ignorado. La influencia generalizada garantiza la acción sin cuestionamiento.
En definitiva, es en esta diferenciación donde se tienen que buscar los mecanismos que generalizan la influencia. Este tipo de procesos posibilitan y refuerzan el liderazgo. La influencia se generaliza cuando se expande por aceptación social, es decir, "la aceptan porque otros la aceptan". Es por medio de la generalización por donde se estabiliza la influencia, ejerciéndose de forma negativa sobre las alternativas que pueden realizarse mediante otros procesos comunicativos. Las distintas alternativas están estabilizadas de forma general, estructurando procesos de selección. Las decisiones a su vez se legitiman mediante valores y normas. Mientras que la complejidad del sistema es una variable relevante, mayores posibilidades no implican necesariamente un mayor número de realidades. El poder necesita repartirse en las alternativas sociales para controlarlas. El valor de influencia y estabilidad temporal que puede ser calculable. Genéticamente, la organización necesita de un gradiente de poder y de mecanismos para las propias definiciones de roles y condiciones de la membresía. La membresía garantiza que se cumplan las expectativas de comportamiento que se definen como vinculantes de acuerdo con las reglas determinadas.
Existen también medios de liderazgo indirectos mediante el uso de terceros. La modernización de la política se basa precisamente en comunicaciones de poder más abstractas, que generan una persuasión a través de medios y mensajes menos explícitos, pero ampliamente diseminadas en todo el sistema. El sistema de poder organizado típico de un sistema por tanto es fuertemente negativo, basado en el control mediante selectividad, situada estratégicamente. Para la persona que lo recibe, es más desventajoso seguir las alternativas que seguir el poder.
COMUNICACIÓN Y DECISIÓN
La existencia de un sistema complejo que constituye alternativas es la precondición de toda formación de poder. Para que pueda existir un sistema tiene que existir una limitación de posibilidades y una limitación de los procesos de selección, reduciendo así la complejidad, produciéndose el poder. Dicho de otra manera, el poder se produce por el reforzamiento de la selectividad mediante una reducción de la complejidad temporal, objetual y social. La selectividad solo puede ser reforzada en sistemas y por sistemas, por tanto, la generalización es la precondición de que el poder cumpla su función. La generalización supone una abstracción que permite que la selección sea aplicada a otras situaciones temporales, objetuales y sociales. La selectividad a su vez implica un proceso de institucionalización. La autoridad, la historia del sistema, el liderazgo, etc, presuponen relaciones sociales institucionalizadas, los cuales a su vez presuponen sistema y rendimientos selectivos ya en marcha. La comunicación también necesita un sistema para poder alcanzar relevancia. Debe darse una comprensión previa supuesta, expectativas conocidas, y una orientación conjunta.
Existe una relación entre poder y proceso de decisión. La decisión no puede definirse simplemente por su resultado, debe entenderse el proceso. Hay decisión con un sistema dado que no es un simple proceso vinculante de formaciones e interdependencias sistémicas. La decisión es un aspecto procesual, no simplemente estructural. Existe una transformación de inputs en outputs, pero debe darse una secuenciación de pasos individuales, selectivos cada uno en un rango limitado, además de una interdependencia con estructuras organizativas que toman informaciones en relación con un entorno. Debe existir un sistema simbólico compartido hay un proceso de decisión social, sin embargo, la comunicación no puede ser únicamente expresiva. La decisión debe recoger el proceso de comunicación orientado al objetivo, y unas premisas de uso interno en el sistema, reduciendo la complejidad hacia una determinada decisión. Esto solo sucede cuando existe una especialización en el procesamiento de la información. Las informaciones procesadas son transmitidas con rendimientos selectivos, los cuales aseguran una transferencia de complejidad reducida en una sistémica interna.
La comunicación entre las personas necesita una comprensibilidad intersubjetiva de la experiencia, la cual reduce la complejidad mediante la selección de posibilidades a un número de significados, los cuales permiten la transferibilidad del sentido. El concepto de verdad implica, en principio, un conocimiento que puede ser aceptado por todo individuo de una comunidad de seres humanos racionales. Sin embargo, la decisión en un sistema es más vinculante que verdadera. La complejidad reducida hace la comunicación accesible a la comprensión, accesible al significado, y accesible expectativas simbólicas del grupo, esto conduce a la decisión. Debe garantizarse la visibilidad, así, el sistema puede tratar sus programas como hechos, fijando premisas de decisión. La comunicación e instrucción se realizan mediante definición anticipada y operacionalización de fines, fijan decisiones, no verdades."Como un todo, el poder es visto como un médium permanente de comunicación en el sistema que surge por generalización y organización y que en su función permanece latente". Las premisas fijas de decisión, generan complejidad reducida, que a su vez afirman a quienes han definido las premisas. El poder, hace posible que el sistema se organice para que, a pesar de la complejidad pueda generar decisión selectivamente.
La organización del medio se traduce en comunicación, signos potencialmente utilizables. El lenguaje es un campo preseleccionado de posibilidades de expresión, mientras que el poder es un problema de transferencia de selectividad. El potencial debe transformarse en comunicación y ser traducido en realidad. La toma de decisiones colectivas necesita un proceso de cooperación mediante la transferencia de servicios de decisión, los cuales se generan mediante un procesamiento de información vinculante que conduce al proceso de decisiónal. La comparación no es entre lenguaje y poder, sino entre verdad y poder. La cuestión es cómo se selecciona lo que se produce, y como esta selección es mantenida. Esto requiere una comunicación intersubjetiva constante, en la que existe un area de posibilidades, desde la cual se selecciona, construyendo preferencias mediante reducción de la complejidad y decisiónales consensuales.
REFLEXIVIDAD Y DIFERENCIACION
Cuanto más se generaliza el poder más indispensable se hace la estructuración de los procesos de aplicación. La generalización necesita de una organización de la relaciones de poder y una movilización del mismo poder, es decir, reciprocidad y relaciones de abajo a arriba. El éxito de la jerarquía debe explicarse mediante procesos reflexivos, aquellos que se aplican a sí mismos. La reflexividad no es simplemente una reiteración de lo mismo, sino que los procesos se vuelven reflexivos por medio de un incremento de rendimiento mediante una técnica de relé, produciéndose intercambios mediante dinero u otros aspectos operativos o simbólicos. Así, el derecho que regula la acción es positivizado mediante normas que norman las normas, la educación se positiviza al enseñar lo que debe ser enseñado, se establece una burocracia para decidir la decisión, los valores se vuelven ideológicos mediante una valoración de los valores, etc. La reflexividad implica una generalización de símbolos y expectativas, solo así se garantiza su transferencia a los procesos operativos. Con ello, se institucionaliza el medio. Si los procesos de influencia son reflexivos, el mismo poder tiene que ser aplicado sobre los detentores de poder que a su vez lo transmiten a otros detentores. El poder se encuentra en su distribución más que ser una propiedad o dominio individual. El poder necesita un sistema, requiere una organización, que no es tanto un proceso de centralización en una única causa, sino una distribución funcional reflexiva que transmite la decisión mediante relaciones de dependencia permanentes que producen decisiones vinculantes, activando una orientación común, a su vez, mediada por expectativas y una comunicación compartida en un sistema.
En sus orígenes, la diferenciación social es una fuente natural de conflictos y constituía una oportunidad para el despliegue del poder. La diferenciación funcional obliga a la formación de sistemas sociales de mayor amplitud que generan en su interior. Sistemas parciales con funciones específicas, con distintas unidades funcionales, como pueden ser familias, organizaciones, etc. Todos ellos se encuentran una fuerte dependencia recíproca y se anclan en la estructura del sistema general como formaciones permanentes y que buscan auto perpetuarse. El tipo ideal de la burocracia racional de Max Webber mantiene este primer requerimiento de la separación de roles de modo clásico por medio de la diferenciación social. El poder aumenta con su movilidad, separación de roles e intercambio de personas. Lo cual garantiza la aplicabilidad continua del poder al poder para toda situación posible del sistema. Por tanto, más que una concentración de poder, existen dependencias funcionales, que es lo que genera la fuerza del poder mediante estructuras recíprocas y circulares. El poder del sistema no aumenta con la concentración en unas manos, sino con el desarrollo de la complejidad y la diferenciación del propio sistema. Cuando se genera una interdependencia máxima en el sistema, se genera una interdependencia de intereses. Así, se produce una interdependencia del poder, que aumenta como consecuencia de este proceso. El sistema disminuye la complejidad aumentando el poder, con ello, aumenta la resistencia a otras posibilidades en el curso de acción.
La teoría de sistemas reemplaza el concepto de esencia por el concepto de función. Hay sociedades que solo ocasionalmente se vuelven políticamente activas. Conformemente la complejidad civilizatoria aumenta, aparece la tendencia a diferenciar estructuralmente del sistema social según sus funciones, religión, economía, educación, investigación, etc. Éstas surgen primero en relación con acciones concretas, luego mediante roles, y finalmente, mediante criterios de racionalidad dentro de una operativa del sistema. Esto les confiere poder por los rendimientos selectivos que tienen primacía funcional. Los sistemas segmentarios de poder solo pueden ejercer su poder en tanto se subordinan al poder de otros, e incorporan complejidad reducida en sus ámbitos. Todo nuevo sistema segmentario debe ser incorporados en un nuevo orden, mediante funciones específicas en dicho orden, siendo progresivamente formas vinculantes más abstractas y que se diseminan en distintos valores ("educación", "sanidad", etc). Ninguna estrategia de poder puede ignorar estas estructuras, simplemente debe incluirlas. Política y administración (podríamos añadir a Luhmann cualquier institución o corporación), se diferencian funcionalmente, pero al mismo tiempo permanecen vinculadas la política se estructura como una lucha regulada por cantidades de poder. Debe existir con ello un aumento en las interacciones sociales en las comunicaciones y una expansión del horizonte temporal. También deben existir medios de coerción física, y símbolos de legitimación. El sistema político sirve sobretodo para reforzar la capacidad de decisión determinando decisiones colectivamente vinculantes mediante formas de generalización de la influencia y reducción de la complejidad. La contrapartida es la limitación del sistema político y de la resistencia al cambio.
COMENTARIOS FINALES
El poder no es una simple fuerza de A sobre B, sino más bien una sistemática operativa y comunicativa que permanece ejerciéndose independientemente de los individuos que ingresan en el sistema. El poder puede entenderse como un condicionamiento sistémico, tanto operativo como simbólico. Los sistemas sociales forman relaciones de comunicación y sentido, que producen una reducción de la complejidad operativa y simbólica que llevan a procesos de decisión con reflexividad en los mismos. La reducción de la complejidad produce orden, y el orden permite ejercer el control. Esta sistematización competitiva puede verse como el destino del mundo. Con la progresiva mecanización de la vida, el concepto de gobierno fue progresivamente reemplazado por el de sistema, mostrando que la mecánica operativa más distribuida en el entorno, o lo que es lo mismo, más independiente de las personas. Aquellas personas que viven en una prosopopeya, con afirmaciones como "este político es muy majo" o "este político dice cosas muy sensatas", solo dejan al descubierto su incomprensión del mundo en el que viven. El problema existencial del ser humano es el hecho de enfrentarse a una sistemática mecánica precisamente refractaria al propio ser humano.
El poder es más sofisticado mientras menos explícito resulta en cuanto a su "posesión". Abstraerse y diluirse ha sido el gran triunfo de la política moderna. La consecuencia es que, aunque muchas personas perciben que las cosas no van bien, no saben donde se encuentra el origen de los problemas. La política evoluciona de manera más diseminada en el sistema en muy distintas instituciones y grupos, incluidos quienes no aparentan tener nada que ver con la política. Así, se crea una red de intereses que es lo que genera el ejercicio del poder: jueces, policía, funcionarios, profesores y escuelas, medios de comunicación, pensionistas... todas las personas que directa o indirectamente viven de la operativa organizativa son parte del poder, del sentido, la decisión y la legitimación del mismo. La pertenencia al sistema determina más el poder que las acciones individuales. El colapso de las bases del sistema para aquellos que son dependientes de la relaciones de reciprocidad, o la simple pérdida de membresía en las distintas instituciones, son suficientes para someterse a la influencia. Mientras más grande se hace el sistema mayor generalización y dependencia al mismo. Todo el mundo tiene la expectativa del sistema. El sentido de la vida de las personas se hace el del sistema. La vida es la normalidad del sistema. Dicho de otra manera, el poder en el sistema se agranda a medida que se distribuyen un mayor número de agentes e instituciones en la organización formal. Esto ya estaban en Foucault. Así, la institucionalización incrementa la institucionalización, y la burocratización incrementa la burocratización. "Para mantener la membresía, el individuo se somete a la autoridad organizada del sistema." Esto genera además una ilusión de consenso, las personas acatan simplemente porque otros acatan. Por eso la política desde Von Bismark ha tenido tanto interés en el discurso de "lo social" y "lo público", asegurándose un buen número de instituciones y trabajadores para esas instituciones. Esta praxis tiene una génesis imperialista. Así se garantiza la obediencia, el poder, y el voto. Se produce consenso psicológico, volviéndose indiferente al cambio en un sistema que ya es altamente refractario al mismo.
Para que surja el poder debe conectarse todo. El poder implica dar a las comunicaciones individuales un alcance limitado, excluyendo así otras posibilidades. Mientras que el futuro en principio permanente permanece abierto, existe una reducción de la complejidad mediante la selección de decisiones potenciales que serán las que se transformarán en decisiones aceptadas dentro del sistema. Aquí es donde entra el poder mediante la formación de estructuras e influencias. Su estabilización crea la predecibilidad con la que cuenta el poder "con la ayuda de un monopolio estatal sobre la aplicación de la coerción física en la esfera puramente política". La medida del poder sería entonces el número de posibilidades que excluye. La comunicación distribuida a todo el sistema mediante diferentes grupos racionaliza las intenciones del poder mediante control, e impide la comunicación entre quienes tienen menos poder, eliminando posibilidades de comunicación y decisión. Vemos que la teoría de poder mediante la reducción de complejidad, es cercana en ciertos sentido a Popper. Las causas no son meras fuerzas positivas.
La sociedad puede ser vista como un horizonte de todas las comunicaciones posibles. Este conjunto de comunicaciones son "la sociedad de la sociedad" que Luhmann describe en otras de sus obras. Las posibilidades de la sociedad, tanto simbólicas como operativas, son más importantes para la decisión que la forma de gobierno en sentido formal, nominal o psicológico. El sentido es dado por las posibilidades actuales y potenciales que generan las alternativas seleccionadas durante el proceso de comunicación. Sociedad implica una clausura operativa de un sistema cerrado sobre el mundo de posibilidades, que no pueden ser hechas de otra manera que en la sociedad y por la sociedad. Esta clausura mediante el proceso negativo de selección es condición de autoproducción y decisión. La sociedad debe abstraer motivaciones, expectativas, lealtades, y sobre todo tiene que concentrarlos hasta llegar en último término si es necesario a los medios de violencia física (Weber) contra desobedientes que abran posibilidades de selección no deseables para la autoreflexividad del sistema.